El tratamiento farmacológico es la modalidad terapéutica de efectividad más demostrada en el TDAH; esta afirmación es válida cuando uno se refiere al tratamiento con medicamentos estimulantes, que son el metilfenidato y la dextroanfetamina; se piensa que actúan sobre un neurotransmisor, la dopamina, bloqueando su recaptación (transporte).
Los medicamentos estimulantes son efectivos en la gran mayoría de los pacientes con TDAH, actuando sobre la hiperactividad, la impulsividad, el déficit de atención, y también sobre los problemas de conducta; son especialmente efectivos cuando el trastorno que nos ocupa no se acompaña de otra patología o ella no es muy intensa; en estos casos la medicación puede ser el único tratamiento necesario. Cuanto más severo es el trastorno, o cuando se asocian a él problemas de conducta, de aprendizaje u otros, se hace más necesario asociar al tratamiento la terapia psicológica o de aprendizaje.
El único medicamento estimulante que se puede obtener en nuestro país, y el más usado en el mundo desde hace 40 años, es el metilfenidato, cuya efectividad ha sido ampliamente demostrada; cualquier persona que haya visto a un niño con TDAH antes y durante el tratamiento con este fármaco puede darse cuenta de su efecto beneficioso. El tratamiento se inicia con una dosis baja del preparado de liberación inmediata (1/4 o 1/2 tableta de Ritalin de 10 mg), que se aumenta gradualmente hasta lograrse el efecto deseado, debiendo administrarse la mínima cantidad necesaria, en tres tomas todos los días. Cuando se ha llegado a la dosis adecuada, las dos primeras tomas pueden reemplazarse por Ritalin LA o por Aradix Retard —que tienen 8 horas de efecto— o las tres tomas pueden reemplazarse por Concerta —que actúa durante 12 horas. El Ritalin LA está a la venta en el Perú desde marzo del 2007, Concerta desde abril del 2008 y Aradix Retard desde diciembre del 2008.
Muchos padres tienen un injustificado temor al metilfenidato; en realidad es uno de los medicamentos más seguros que existen, cuando se usa adecuadamente, luego de un diagnóstico correcto. Cuando ocurren efectos secundarios, ellos son escasos, leves y suelen disminuir significativamente o desaparecer al reducirse la dosis. Con respecto a este punto debe uno recordar que el TDAH puede afectar seriamente la vida del niño y más adelante del adulto; no resulta razonable negar, a quien padece este trastorno, un medio terapéutico de tanta efectividad, que al facilitar una mejor adaptación al medio escolar y familiar, disminuye los riesgos a los que está expuesto, como fracasos académicos, sociales, familiares, laborales y aun drogadicción y delincuencia (especialmente frecuentes estas últimas, cuando hay problema de conducta asociado).
La dextroanfetamina tiene efectividad muy similar a la del metilfenidato, pudiendo utilizarse cuando los efectos de éste no son satisfactorios. Existe también una forma de liberación lenta y una mezcla de sales de anfetamina y de dextroanfetamina. Ninguno de estos productos se puede obtener en nuestro país.
A inicios del 2003 apareció en el mercado norteamericano la atomoxetina, que no es un medicamento estimulante —y por lo tanto su venta no está tan controlada— y que actúa inhibiendo el transporte de la norepinefrina; está a la venta en nuestro país desde mediados del 2004. Si bien su efectividad es menor que la del metilfenidato y tiene más efectos secundarios, es una alternativa terapéutica para los pacientes que por algún motivo no pueden ser tratados con dicho medicamento; es especialmente útil en quienes tienen tics y tiene la ventaja de actuar durante todo el día. La venta libre de la atomoxetina en nuestro país —sin necesidad de presentar receta— está demostrando ser perjudicial, pues muchos pacientes incian el tratamiento sin indicación médica o lo continúan sin los controles necesarios, lo que limita significativamente su efectividad y es un riesgo para su salud. Este fármaco se vende en nuestro país como Strattera, Passiva y Abretia.
Otros medicamentos, de menor efectividad son: el modafinilo, la clonidina, la guanfacina, la venlafaxina, el bupropion, la moclobemida, la reboxetina y los antidepresivos tricíclicos; estos últimos exigen efectuar electrocardiogramas periódicos por su posible efecto tóxico sobre el corazón.
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El Dr. Armando Filomeno es médico neurólogo, asesor fundador del APDA y de la Asociación Síndrome de Tourette del Perú. Ejerce la práctica profesional en el Instituto Médico Miraflores. Teléfono: 422-3108. Correo electrónico: armandofilomeno@yahoo.com
Este texto es el resumen actualizado del tema que fue presentado en la Mesa Redonda sobre TDAH, organizada por el APDA y el Colegio Newton.
Artículo aparecido en el boletín electrónico n.º 1 del APDA, del 19 de septiembre del 2003. Actualizado en abril del 2009.