Asociación Peruana de Déficit de Atención
31 de marzo del 2009

Editorial
Dolores… Soledad… Consuelo… el TDAH en las mujeres
:
Dra. Doris Ryffel-Rawak (Uruguay-Suiza)
La ansiedad y su tratamiento cognitivo conductual: Lic. Patricia Flores
Testimonio: mujer adulta con TDAH nos cuenta sobre el inicio de su proceso de coaching.
Anuncios y enlaces: segunda edición de El niño con déficit de atención o hiperactividad: cómo pasar del fracaso al éxito; curso-taller de coaching; nota en la revista Somos; taller para adultos con TDAH.

Editorial
Estimados amigos: nuestro primer boletín del año 2009 se centra en el trabajo con adultos que tienen TDAH, quienes cada vez son más conscientes de que deben trabajar sus propias características para repotenciar su desempeño, mejorar sus relaciones y ―en el caso de quienes tienen hijos― para apoyarlos eficazmente.

La psiquiatra uruguaya Doris Ryffel-Rawak, quien ejerce su práctica en Berna, Suiza, nos habla específicamente de las mujeres adultas con TDAH. La psicóloga Patricia Flores comparte su conocimiento sobre la ansiedad, problema que con mucha frecuencia se presenta en adultos con TDAH. En el testimonio, una mujer adulta nos relata cómo cambió su vida el diagnóstico preciso y el inicio del proceso de coaching. Agradecemos a las tres por compartir sus conocimientos y experiencia.

Deseamos a todos nuestros lectores muchos éxitos en sus labores, y a sus hijos un buen inicio del año académico.

Beatriz Duda
Presidenta APDA

Dolores… Soledad… Consuelo… el TDAH en las mujeres
Dra. Doris Ryffel-Rawak

“Me enamoré perdidamente…” dijo, no bien había entrado y tomado asiento en el consultorio, y yo para mis adentros pensaba ¿cuántas veces habré escuchado esta frase? Y continuó: “Hace 15 años estoy casada, tengo dos hijos varones, quiero a mi marido y a mis hijos los adoro, ¿cómo es posible?  Mi amante, sí, escuchó bien, es 12 años menor que yo, es todo tan irreal, a la vez me siento colmada y feliz cuando estoy con él y sufro cuando vuelvo a estar sola, no sé qué hacer…”.

30 años de experiencia clínica, 15 años con pacientes adultos con Trastorno por Déficit Atencional con o sin hiperactividad me enseñaron a tomar las cosas con mucha paciencia, escuchar e indagar con sutileza y perseverancia, hasta obtener un diagnóstico.

A continuación el testimonio o historial clínico de esta paciente: “Yo siempre fui la más traviesa de casa, mis hermanos eran mucho más tranquilos, casi siempre me tocaban a mí los cinturonazos de papá o las nalgadas de mamá.  No tengo recuerdos del kindergarten, en la escuela recuerdo que confundía las palabras, tenía problemas con las matemáticas y tuve maestros particulares por estas razones.  Me gustaban los deportes y las actividades fuera del salón de clase.  Recuerdo que en primero o segundo año escolar me gustaba robar cosas, ya fuera dinero o cosas brillosas que coleccionábamos en esa época, se burlaban de mí, lo dejé de hacer por un tiempo, pero después lo seguí haciendo, hasta la fecha, aunque no con mucha frecuencia… Siempre me decían que era líder pero la verdad es que nunca me lo creí, siempre buscaba ser aceptada por los demás.  En la escuela nunca fui muy aplicada, batallaba para sacar buenas notas, me costaba mucho recordar, me daba flojera estudiar y hasta hoy en día no me gusta leer y pienso que es una lástima. En mi adolescencia también me portaba mal y era muy rebelde, me gustaba andar con todo el mundo, tuve muchas experiencias sexuales, algunas no sé ni por qué, lo hacía.  Tanto en primaria, secundaria y preparatoria estaba al orden del día que mis padres fueran convocados por los profesores ya fuese por mi conducta o por mis calificaciones.  Mi personalidad es muy voluble, puedo ser muy cariñosa y sentimental por un lado, por el otro muy cruel y fría, no sé porqué soy así, con todos, incluyendo mi familia.  No soy muy paciente, soy nerviosa, me cuesta mucho trabajo estar quieta, concentrarme y cuando estoy enojada no escucho razones, soy muy impulsiva, me cuesta relajarme, me molesta sobremanera escuchar ruidos y lucho para dormir en las noches”.

Una historia típica de TDAH, una evaluación con cuestionarios específicos y una evaluación neuropsicológica se hicieron imperativos luego de las primeras entrevistas y como no era de esperar de otra forma, el diagnóstico también se vio confirmado por éstos.

Hace pocos días, un crimen terrible aconteció en una ciudad de Suiza: una joven de 16 años, Lucy, fue seducida con palabras halagadoras para hacer un foto-shooting por un hombre.  La joven viéndose ya por las pasarelas de moda internacionales accedió al pedido del hombre y fue asesinada brutalmente.

¿Qué tiene que ver una historia con la otra?  Desconozco los antecedentes de Lucy, pero aún así, puedo decir que seguramente se trataba de una joven con una autoestima muy baja, por lo cual fue una “presa” fácil para el asesino.

Quienes tratamos con clientes o pacientes con el TDAH, sabemos de la baja autoestima que padecen.  Luchan por ser aceptados, desean ser como cualquier otra persona pero dados los síntomas y las circunstancias sufren desde una temprana edad “nalgadas” de las madres, desprecios de compañeros y castigos por parte de profesores.  Sin un diagnóstico correcto, ayuda médica y psicológica, hombres y mujeres buscarán compensar sus deficiencias, de una forma que vuelve sus vidas aún más complicadas y socialmente inapropiadas.  Con otras palabras, un TDAH no diagnosticado conlleva experiencias negativas y éstas a su vez pueden dar lugar al desarrollo de:

a. falta de autoestima
b. reacciones emocionales erróneas
c. depresión crónica
d. abuso de alcohol o drogas y en las mujeres  abuso de medicamentos
e. tensiones y crisis en la pareja, familia y ámbito laboral

En las personas adultas, ya sean hombres o mujeres, la tasa de comorbilidades con un TDAH es de un 70%, esto significa que en la mayoría de los casos no existe un “simple” TDAH, sino más bien una combinación de dos o más trastornos psiquiátricos.

Por ejemplo: TDAH y depresión, TDAH y trastorno bipolar, TDAH y trastorno de ansiedad, TDAH y trastorno de obsesiones compulsivas.

Por lo antedicho se sobreentiende la gran importancia de una evaluación y un diagnóstico correctos, asimismo de un diagnóstico diferencial de las probables comorbilidades.

El proceso terapéutico es multimodal y consiste en general en una farmacoterapia, una psicoterapia y un coaching. Una amplia información sobre el trastorno debe preceder a toda terapia.

El especialista tomará en cuenta los síntomas cardinales, las posibles secuelas y las comorbilidades. Las razones para un tratamiento serán: el inminente riesgo de perder el empleo, aplazo de exámenes, temor de “volverse loco” por desasosiego interno, depresión crónica, falta de incentivos, estado de enfado continuo que conduce a un aislamiento social, hiperactividad marcada (comportamental y verbal), abuso de alcohol, drogas o medicamentos, temor permanente de una pérdida de la concentración, búsqueda de actividades temerarias con el peligro de auto agredirse e inestabilidad emocional con repercusión en el ámbito familiar y laboral.

La medicación y la psicoterapia mejoran los síntomas cardinales del TDAH, fomentan la autoestima y la estabilización emocional.  A menudo un coaching será además necesario para aprender a superar las exigencias de la vida cotidiana.  En las mujeres los temas centrales serán la educación de los hijos, el manejo de la casa y en lo posible una vida en pareja estable.

El coaching también ayuda a fomentar la atención, amoldar las emociones, fomentar la motivación y no olvidemos el fomentar esperanzas y aprovechar recursos.

Es nuestra responsabilidad como padres, profesores, psicólogos y médicos aceptar la existencia del TDAH, saber que se trata de un trastorno neurobiológico con una alta tasa de comorbilidades, especialmente en los adultos.  Siempre que escuchamos testimonios “muy especiales” debemos pensar en un posible TDAH. Tengamos en cuenta la alta sensibilidad de las personas afectadas y no dejemos pasar tiempo sin aconsejar a la persona que debe acudir a un profesional experto en la temática, de esta forma muchas desventuras y desgracias pueden ser evitadas.

Soledades*

Compartir contigo
tus soledades
hubiese querido.

Nos separaba un mundo,
existía otro
que compartimos.

Fue una ilusión,
me sentí débil e
incapaz,

frente a tí
no me fue ser
indiferente.

Tus soledades
transitadas
irrumpieron en mi vida.

____________________
La Dra. Doris Ryffel-Rawak es psiquiatra, psicoterapeuta y coach especializada en adultos con TDAH. Ejerce su práctica en la ciudad de Berna, Suiza. Es autora de varios libros sobre el tema; también es pintora y poeta. Correo electrónico:
doryffel@gmail.com

* Poesía del libro Sutilezas, de Doris Rawak, Editorial Linardi y Risso, Montevideo, 2008.

Enlace al cuadro «Angustia», de la Dra. Ryffel-Rawak.

La ansiedad y su tratamiento cognitivo conductual
Lic. Patricia Flores

La ansiedad como reacción emocional normal ante la percepción de una amenaza o peligro real resulta adaptativa y nos ha permitido sobrevivir como especie desde la época del hombre primitivo. Al experimentarla presentamos una respuesta de alarma y de activación fisiológica que nos facilita tener conductas de huida o de lucha que cumplen una función de protección (ejemplo: la ansiedad que experimentamos ante un animal peligroso evita acercarnos a él y nos lleva a protegernos).

En ocasiones, sin embargo, la ansiedad deja de ser una emoción normal y útil, y se convierte en una emoción que impide que las personas tengan una respuesta adaptativa. Esta situación ocurre cuando las personas  experimentan una ansiedad desproporcionada con respecto a una situación determinada o una ansiedad innecesaria al no existir un peligro real e inminente. Este tipo de ansiedad se presenta como una respuesta intensa, frecuente y duradera, aparece asociada a sentimientos de indefensión y genera un impacto negativo significativo en las diferentes áreas de la vida (familiar, social, académica, laboral, etc.). En este caso estamos hablando de una ansiedad patológica o trastorno de ansiedad.

Las reacciones de ansiedad pueden ser provocadas tanto por estímulos externos (situaciones o hechos reales vividos por la persona) como por estímulos internos (pensamientos, ideas o imágenes mentales que son percibidos por el individuo como amenazantes y como que rebalsan sus recursos para hacerles frente). Muchas veces, es suficiente la presencia de evaluaciones cognitivas asociadas a peligro/riesgo (“estoy frente a una situación peligrosa o amenazante para mis intereses vitales”) y a indefensión (“no tengo los recursos para enfrentar satisfactoriamente esta amenaza”) para que aparezca la ansiedad.

Un trastorno de ansiedad rara vez se presenta solo, por lo general está acompañado de otro trastorno de ansiedad, de depresión, trastorno alimenticio, etc. Asimismo, cabe señalar que existen trastornos que muchas veces tienen una comorbilidad alta con los trastornos de ansiedad, tales como: el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, los tics, el síndrome de Tourette, los trastornos adictivos, etc.

Síntomas de ansiedad
La ansiedad suele experimentarse a través de síntomas fisiológicos, emocionales, cognitivos, motores y conductuales.

Cuando existe un trastorno de ansiedad la presencia de estos síntomas es más abundante, intensa, frecuente y duradera, razón por la cual, suelen interferir significativamente en el funcionamiento de la persona que lo padece.

Componentes o dimensiones de los síntomas:

Fisiológicos
Alteración de la presión arterial (aumento o disminución), taquicardia, palpitaciones, sensación de opresión en el pecho, respiración agitada o entrecortada, sudoración excesiva, molestias digestivas (náusea, vómitos, dolor de estómago, diarrea, estreñimiento, etc.), nudo en el estómago, sensación de estrechamiento de la garganta, urgencia de orinar, temblor del cuerpo, dolor de cabeza, mareos, sensación de inestabilidad, tensión y dolor muscular, parestesias o sensaciones extrañas en el cuerpo (hormigueo, escozor, etc.), sequedad de la garganta o boca,  fatiga, hiper vigilancia o excesiva alerta,  y alteraciones en el sueño, en el apetito (generalmente aumenta el apetito) y en la respuesta sexual.

Emocionales
Angustia. Miedo. Temor. Inquietud. Agobio. Inseguridad.

Cognitivos
Pensamientos distorsionados e irreales (anticipación de peligros, percepción de falta de recursos para enfrentarlos, magnificación del peligro, percepción de falta de control, etc.). Dificultades en la atención, concentración y memoria. Dificultad para tomar decisiones. Dificultad para pensar con claridad y pensamiento desorganizado.

Motores y conductuales
Conductas de escape/huida y evitación. Conductas de ataque o agresivas asociadas a la desesperación por escapar. Impulsividad. Movimientos repetitivos,  torpes o sin una finalidad concreta (tics, rituales o manías, etc.) Tartamudeo. Hiperactividad o inquietud motora. Paralización. Comer en exceso o dejar de comer. Incremento en consumo de alcohol y de tabaco.

Los principales trastornos de ansiedad:

Trastorno de ansiedad

Ansiedad de separación
Trastorno de la infancia y adolescencia (antes de los 18 años). El paciente presenta una ansiedad excesiva al anticipar u ocurrir la separación del hogar y de la persona con la que tiene un mayor vínculo (generalmente la madre). Evita las situaciones de separación (ej: ir al colegio, los viajes, ir a reuniones solos, quedarse a dormir en otras casas, etc.). Suele indagar el paradero, hora de regreso y mantener contacto con la persona que tiene mayor vinculo mientras ocurre la separación (llamadas telefónicas, mensajes de texto, etc.). Teme que él y/o la persona con la que tiene un mayor vínculo vayan a atravesar situaciones peligrosas que potencialmente podrían separarlos para siempre: accidentes, enfermedades, asaltos, muerte, abandono, perderse sin poder retornar a casa o encarcelamiento. Dentro del hogar se niega a estar solo, se aferra a esta persona y se convierte en su “sombra”. Tiene problemas a la hora de acostarse (miedo a la oscuridad, no puede conciliar el sueño solo, se pasa a la cama de los padres y tiene pesadillas con contenidos relacionados a sus miedos de separación). Experimenta sentimientos de tristeza y nostalgia cuando está separado del hogar y de la persona con la que tienen mayor vínculo.
Duración mínima: 1 mes.

Trastorno de ataque de pánico
El paciente experimenta crisis recurrentes de angustia que surgen de manera brusca y repentina (sin una causa directa) y que suelen ir acompañadas de diferentes síntomas físicos (especialmente taquicardia, opresión en el pecho, sensación de falta de aire, inestabilidad, mareo o sensación de desmayo, parestesias y escalofríos). Se trata de una ansiedad aguda y extrema en la que el paciente piensa que se va a  morir, perder el control o “volverse loco”. Suele haber una preocupación persistente por la posibilidad de padecer nuevas crisis de angustia y por sus posibles implicancias o consecuencias temidas. Puede haber un cambio comportamental significativo relacionado con las crisis de angustia.

Este trastorno puede presentarse con agorafobia o sin ella.

Agorafobia
Angustia al encontrarse en lugares o situaciones en las que resulta difícil o embarazoso escapar o en los que resulte difícil pedir ayuda en caso presentara crisis de angustia (ejemplos: conciertos, cine, cuando está mezclado con la gente, viajar en auto, hacer colas, etc.). El paciente evita estas situaciones o demanda la presencia de una persona conocida y de confianza para enfrentarlas.
Duración mínima: 1 mes

Agorafobia sin historia de ataque de pánico
Existe temor a presentar síntomas similares a las crisis de angustia o de pánico (sin llegar a presentar ataques de pánico completos) en situaciones en las que se hace difícil escapar o pedir ayuda. No se cumplen los criterios diagnósticos del ataque de pánico.
Duración mínima: 1 mes

Fobias simples
Existe un temor persistente, que es excesivo e irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto, actividad o situación específica. La exposición al estímulo fóbico provoca inmediatamente una respuesta de ansiedad. La persona evita la situación fóbica o la soporta experimentando una intensa ansiedad. Los estímulos fóbicos pueden ser: (a) animales (ej: pájaros, perros, arañas, insectos, etc.), (b) ambientales (alturas, tormenta, agua, etc.), (c) sangre/inyecciones/daño físico, situacionales (aviones, ascensores, lugares cerrados o abiertos, etc.) o (d) otro tipo (situaciones que pueden provocar atragantamiento, vómitos, enfermedades, y en el caso de los niños los sonidos intensos y personas disfrazadas como muñecos o payasos).
En menores de 18 años, la duración mínima es de 6 meses.

Fobia social
La persona tiene un temor intenso y persistente de enfrentar situaciones sociales en las que anticipa que va a tener un comportamiento humillante o embarazoso frente a personas que no forman parte de su entorno familiar. Anticipa reacciones de burla, crítica, rechazo y desaprobación. La exposición a las situaciones sociales provoca una respuesta de ansiedad inmediata. Estas situaciones son evitadas o se enfrentan experimentando mucha ansiedad o un malestar intenso.
En menores de 18 años, la duración mínima es de 6 meses.

Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)
El paciente presenta obsesiones y compulsiones que interfieren de forma significativa en su vida diaria. Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes, intrusivos, inapropiados y carentes de sentido. Las compulsiones o rituales son comportamientos repetitivos (ejemplo: lavarse las manos, ordenar, chequear, repetir una acción, etc.) o actos mentales (ejemplo: contar mentalmente, repetir palabras o frases en silencio, reemplazar un pensamiento o imagen por otra silenciosamente, etc.) que la persona considera que debe realizar, siguiendo ciertas reglas auto impuestas, para reducir la ansiedad generada por las obsesiones y/o para prevenir o revertir algún daño o catástrofe que pudiera producirse como consecuencia de los pensamientos obsesivos.

Los niños por su nivel de madurez difícilmente reconocen que sus obsesiones y compulsiones sean excesivas e irracionales.

El TOC la mayoría de las veces aparece de forma gradual, sin embargo hay casos de inicio agudo. Su curso suele ser crónico, con altas y bajas, y los síntomas suelen exacerbarse en situaciones de estrés.

Estrés Post traumático
El paciente presenta secuelas psicológicas desagradables después de la ocurrencia de un evento traumático relacionado a muerte o amenaza para su integridad física o la de los demás (ej: guerra, violación, accidente, etc.). Se caracteriza por: recuerdos persistentes del suceso traumático (imágenes, pensamientos o percepciones), sueños recurrentes relacionados a dicho suceso, sensación de que dicho evento está ocurriendo (revivir la experiencia, flashbacks, etc.), malestar psicológico y físico intenso al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan el evento traumático, conductas de evitación de estímulos asociados al trauma y embotamiento de la reactividad general de la persona (ej: reducción del interés o la participación en actividades significativas, sensación de desapego frente a los demás, restricción de la vida afectiva, etc.).
Duración: más de 1 mes.

Cuando los síntomas duran más de dos días pero menos de 1 mes se trata de un trastorno por estrés agudo.

Ansiedad generalizada
Ansiedad y preocupación excesiva ante una amplia gama de acontecimientos, situaciones o actividades. Al paciente se la hace muy difícil controlar este estado de constante preocupación.
Duración: más de 6 meses.

(Fuente: DSM–IV. Manual de Diagnóstico y Evaluación de los Trastornos Mentales).

Cabe señalar que, en los trastornos de ansiedad, suele ocurrir un círculo vicioso de ansiedad en la medida de que el paciente evalúa los síntomas de su ansiedad como peligrosos y como desbordantes de los recursos con los que cuenta para controlarlos o enfrentarlos. En estos casos el paciente genera una respuesta de ansiedad frente a su trastorno de ansiedad. Ejemplo: un estudiante que tiene fobia social y se encuentra haciendo una exposición delante de sus compañeros siente mayor ansiedad, mayor vulnerabilidad y activa más mecanismos de huida cuando se auto observa y presenta evaluaciones, tales como: “esto es terrible…estoy tartamudeando, mi cara se ha puesto roja, todos se han dado cuenta de que estoy nervioso, se van a reír de mí y yo no sabré qué hacer”.

Principales factores que predisponen a un niño o adolescente a desarrollar un desorden de ansiedad:

Es posible identificar dos grandes grupos de factores que predisponen a un niño o adolescente a presentar un trastorno de ansiedad:

1. Factores genéticos o hereditarios: un niño o adolescente que tiene familiares de primer grado que sufren algún desorden de ansiedad está predispuesto a presentar ese mismo problema de ansiedad como cualquier otro desorden de ansiedad.

2. Factores ambientales: un niño o adolescente también puede aprender a desarrollar un trastorno de ansiedad a partir de diferentes variables presentes en su entorno, siendo las más importantes aquellas que se relacionan con sus figuras paternas y ámbito familiar.

Las variables paternas y familiares que están asociadas a la aparición de un desorden de ansiedad en niños y adolescentes son:

Variables parentales y familiares

Exagerado control sobre el niño
Padres que no respetan la individualidad del niño. Dan poco espacio a la autonomía. Usan de forma exagerada las órdenes e instrucciones.

Sobreprotección
Padres que se manejan desde una postura de extrema cautela y precaución en ausencia de una causa real. A través de su conducta (verbal y no verbal) comunican los siguientes mensajes: “El mundo es peligroso, debes estar siempre alerta”, “No sabes cuidarte tú solo, necesitas de alguien que te cuide”, “cuidado, algo malo te puede pasar”, etc.

Modelos de ansiedad y reforzamiento de la evitación
Padres ansiosos que presentan conductas en las que destaca la evitación y el escape. Sus mensajes son: “si no sabes hacerlo, mejor no lo intentes”, “si tienes miedo, no lo hagas”, etc.

Pensamientos negativos y las expectativas de los padres acerca del niño
Padres con expectativas muy bajas (mensajes: “no eres capaz de hacerlo, no confío en ti”, “mejor lo hago yo”, “te lo dije, necesitabas ayuda”, etc.) o con expectativas muy altas/padres imposibles de complacer  (mensajes: “yo esperaba más de ti”, “yo sé que tú rindes más que esto”, “me has decepcionado”, etc.).

Excesiva calidez emocional y positivismo
Muchos padres pensando que ayudan a sus hijos dan los siguientes mensajes: “eres lo máximo”, “te mereces tener todo lo que quieres”, “no te preocupes, yo te lo consigo”, etc. Evitan frustrarlos y rara vez les dicen: “No”.  Cuando los hijos de estos padres ven que sus demandas no son satisfechas fuera del hogar sienten ansiedad (al ver amenazada su autoestima: “si no me lo da, significa que no soy valioso”) y luego sienten cólera (“no tiene derecho a hacerme esto, a negármelo”).

Rechazo y postura muy crítica
Padres que se comunican con sus hijos desde el lenguaje de la desaprobación, el enjuiciamiento, la crítica y el rechazo.

Ambiente familiar conflictivo o poco claro
Familias en la que prima el desacuerdo entre sus miembros (especialmente entre los padres), falta la armonía, hay agresión (verbal o física), hay poca diferenciación de roles, son familias desorganizadas, ausencia de límites claros, y los padres no acostumbran socializar o lo hacen muy poco.

(Fuente: María Luisa Reátegui (2005). Curso Terapia Cognitiva Conductual para niños, adolescentes y padres).


Tratamiento de los trastornos de ansiedad

Diversos estudios y la experiencia profesional han demostrado que el tratamiento más efectivo para manejar o superar un trastorno de ansiedad es aquel que está dado por la combinación de medicación prescrita por un médico psiquiatra (farmacología) y la terapia cognitiva conductual realizada por un profesional especialista en el manejo de trastornos de ansiedad.

Cuando se trabaja con niños y adolescentes que presentan trastornos de ansiedad es indispensable trabajar también con sus padres y maestros. Conviene involucrar a estas figuras cuidadoras desde el inicio del tratamiento y comprometerlos para que desempeñen el rol de “co- terapeutas” en casa y en el colegio. El paciente, al saber que está recibiendo ayuda y que se realiza un trabajo en equipo, logra sentirse más aliviado y optimista para superar su trastorno de ansiedad.

Dentro de la terapia cognitiva conductual existen diversas técnicas y herramientas que resultan muy efectivas al ayudar a las personas que padecen de un trastorno de ansiedad:

Técnicas y herramientas

Psico educación
Se brinda educación al paciente y/o a figuras cercanas en lo relativo a la ansiedad. Se busca darles información al respecto y sobre todo ayudarlos a entender el problema de ansiedad que presenta el paciente.
Expresar y liberar la ansiedad Se ayuda al paciente a expresar verbalmente su ansiedad y a utilizar recursos prácticos que lo ayuden a liberarla de forma adecuada: deporte, juego, arte, etc.

Técnicas de relajación y respiración
Se le enseña al paciente a distinguir entre tensión y relajación, y a desarrollar autocontrol de su ansiedad y síntomas físicos. Existe una variedad de técnicas de relajación. Demandan mucha práctica de parte del paciente para dominarlas.

Solución de problemas
Se ayuda al paciente a darse cuenta de que un problema tiene más de una solución. A generar diversas alternativas de solución frente a un problema, analizar los pros y contras de cada alternativa, aplicar las mejores alternativas de solución y evaluar el resultado obtenido.

Entrenamiento asertivo
Se enseña al paciente a desarrollar conductas asertivas (no pasivas ni agresivas) y habilidades sociales que lo ayuden a enfrentar adecuadamente una situación evaluada como peligrosa.  Muy útil en casos de fobia social y para saber pedir ayuda para enfrentar el problema de ansiedad.

Técnicas de distracción
Se busca que el paciente deje de enfocar su atención en la situación que percibe como amenazante/situación temida y mas bien la dirija a cualquier otro estímulo (externo o interno). Ejemplo: prestar atención al paisaje, a la decoración del lugar, contar, rezar, imaginarse situaciones agradables, planificar actividades, etc.

Entrenamiento en auto instrucciones
Se busca identificar los pensamientos negativos que tiene el paciente (pensamientos que fomentan su ansiedad y le impiden afrontarla) y reemplazarlos por pensamientos positivos que lo ayuden a enfrentar exitosamente su ansiedad.

Reestructuración Cognitiva
Se ayuda al paciente a tomar conciencia de la relación directa que existe entre sus  cogniciones (pensamientos y creencias) y sus emociones y conductas. Se le enseña a identificar pensamientos distorsionados y creencias irracionales responsables de su problema de ansiedad, a revisarlos o cuestionarlos para determinar su grado de lógica, validez y funcionalidad, y finalmente a cambiarlos por otras cogniciones que se ajusten a la realidad y lo ayuden a superar su problema de ansiedad. No es un simple reemplazo de pensamientos sino un cambio profundo y real de sus cogniciones.

Técnicas de exposición
Se fomenta que el paciente se exponga a la situación temida sin presentar conductas de escape ni de evitación. Al enfrentarlas tomará conciencia de que la ansiedad experimentada es irracional en la medida de que no se cumplen sus predicciones catastróficas (no ocurre nada peligroso ni que desborde su capacidad para enfrentarlo). Antes de aplicarlas se requiere haber entablado un vínculo de confianza entre terapeuta y paciente y haber trabajado otras técnicas de manejo de la ansiedad que utilizará durante la exposición. La exposición se puede hacer en vivo o imaginaria, asimismo puede ser gradual o no gradual.

Finalmente, cabe señalar, que la terapia es un proceso de cambio que demanda mucho esfuerzo y compromiso no sólo del profesional sino sobre todo de parte del paciente y de sus figuras de apoyo. Con la terapia cognitiva conductual es posible ayudar al paciente a desarrollar un manejo adecuado de su ansiedad en un corto plazo (los resultados se observan en los primeros dos meses), sin embargo, requiere que el paciente practique en su vida cotidiana las diferentes estrategias y herramientas aprendidas en consultorio para asegurarnos un éxito sostenido del tratamiento.

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La psicóloga Patricia Flores Figueroa se desempeña como psicoterapeuta cognitiva conductual (niños, adolescentes y adultos)  y como life-coach profesional (coaching para padres y personas adultas).
Teléfonos: 448 – 9383, 9 – 9737 – 4504 y 405*2048 (Nextel).
Correos electrónicos: florespg@yahoo.com, florespgcoach@gmail.com
Blog: www.coaching-innovation.blogspot.com

Testimonio

Cuando en la primera sesión con mi coach, ella me invita a pensar sobre mis cualidades positivas, me di cuenta de mi incapacidad para encontrarlas.  Estaba llena de todas las expresiones que siempre me dije y muchos me dijeron sobre lo que “yo no sabía hacer” o “sobre lo mal que hacía” la gran cantidad de encargos y tareas que me daban. Tengo 36 años de edad y de saber que servía para poco, y ese poco solo lo conocía yo, o mejor dicho creo que lo conocía, nadie más.

Esto, entre otras cosas, me ayudó a que cada año me sintiera peor. Todo comenzaba y nada concluía, ni mis estudios profesionales. Gracias a Dios conocí a un hombre maravilloso que me viene acompañando en este camino espinoso, y quien me ha ayudado a no terminar de claudicar en mis esfuerzos por lograr lo que hasta ahora no logro. He pasado por tiempos de mucha desazón, y últimamente de pensamientos muy negativos por no entender mi existencia en este mundo.  Solo una señal me podía salvar: leer un artículo en el periódico sobre el trastorno por déficit de atención.  Esto hizo que una luz muy remota apareciera en el espectro de mi mirada, hizo que el último halo de fuerza que tenía oculta apareciera para activarme y entrar a una página web que me dio luces sobre el tema y la manera de buscar ayuda.

Así fue que aparecí en un consultorio médico y fui derivada a una coach, antes de poder iniciar el tratamiento medicamentoso. El acudir a la primera sesión de coaching fue realmente revelador, fue una descarga emocional de tal magnitud que hasta ahora (seis semanas después) sigo procesando. Hace cuatro semanas inicié el tratamiento con medicación y estoy aún sorprendida de seguir descubriendo tantas cosas en mí que se deben al TDAH. Lo mejor de todo es que lo puedo compartir sin reserva alguna con alguien! Tengo a alguien que me comprende! Que me alivia, que sabe de qué le estoy hablando sin ser juzgada, sino más bien acompañada! Y esa persona es mi coach.

Su presencia me ha ayudado a poder aceptar mis síntomas, a tomar conciencia que solo yo puedo ayudarme, y que debo buscar la ayuda correcta. En este camino también descubrí que mi marido también es TDAH, él sigue su tratamiento. Esto ayuda a que podamos reconstruirnos y compartir lo que este nuevo conocimiento significa en nuestras vidas. Será necesario un tiempo más de acompañamiento, ya que ver la vida de una misma con otros lentes resulta todo un descubrimiento, no solo de lo externo sino de las capacidades de cada uno.

Aún no sé qué vendrá, pero lo que sí sé es que el mañana se vislumbra con mucho trabajo y sobre todo con un antes y después. Con un nuevo mañana.

Anuncios y enlaces

Segunda edición del libro del Dr. Armando Filomeno.
Ya está a la venta la segunda edición actualizada y aumentada del libro El niño con déficit de atención o hiperactividad: cómo pasar del fracaso al éxito, editado por la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Enlace a la carátula y a los puntos de venta.
El libro también puede ser adquirido desde el extranjero escribiendo a:
ceditorial@upch.edu.pe


37º Curso-Taller de Coaching para el TDAH
El martes 7 de abril del 2009 se iniciará el trigésimo séptimo Curso-Taller de Coaching para el TDAH. Para mayores informes escribir a:
apda@deficitdeatencionperu.org
 

Nota en la revista Somos
El sábado 21 de marzo apareció en la revista Somos del diario El Comercio (nº 1163), una nota sobre la segunda edición del libro del Dr. Filomeno, firmada por el Sr. Marcos Chumpitaz, quien hace una breve reseña del libro y lo recomienda.


Taller para adultos con TDAH
En el mes de mayo se iniciará un taller para adultos con TDAH, en el que se compartirán estrategias de manejo en diversas áreas.
Los interesados pueden escribir a: apda@deficitdeatencionperu.org