Asociación Peruana de Déficit de Atención
9 de julio de 2004
Editorial: éxito del Curso e incorporación del APDA al FORO Iberoamericano
Mi experiencia con la atomoxetina: Dr. Gerald Erenberg (USA)
Testimonio. Mi vida con Déficit de Atención: un profesional con TDAH, de 58 años, nos relata las dificultades que logró vencer.
El déficit de atención y la autoestima: Psicóloga Yoli Valdivieso
Un tema breve y dos comentarios: Dr. Armando Filomeno
Acompañamiento Terapéutico en el TDAH: Beatriz Duda
Curso sobre Déficit de Atención: efectuado el 3 de julio de 2004
Anuncio y enlaces: próxima aparición de nuestra página web; TV, colorantes y preservativos alimenticios en niños pequeños; índice de los boletines n.º 1, 2 y 3
Editorial
Estimados amigos y amigas:
Esta vez les presentamos nuestro boletín electrónico n.° 4 con mucha alegría, por el éxito del Curso sobre Déficit de Atención, organizado por el APDA el 3 de julio del 2004. Al final de este boletín se encuentra más información sobre el mismo, que incluye el programa. Agradecemos la desinteresada participación de los distinguidos ponentes.
Nuestra alegría también se debe al hecho que desde abril de este año formamos parte del FORO Iberoamericano de Déficit de Atención . El FORO está integrado por instituciones de habla hispana y portuguesa que comparten un interés común: el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Lo dirige, con gran acierto, María Teresa Hill, su fundadora, de nacionalidad uruguaya, quien reside actualmente en Costa Rica.
Nos enorgullece el alto nivel académico que hemos logrado en este boletín —reconocido por muchos lectores que nos lo han comentado—, gracias a la colaboración de distinguidos profesionales peruanos y extranjeros.
Agradecemos sus comentarios a través de nuestro correo electrónico y les deseamos una buena lectura!!!
Beatriz Duda
Presidenta del APDA
Mi experiencia con la atomoxetina
Gerald Erenberg, MD (USA)
El Dr. Armando Filomeno —quien había conversado con el Dr. Gerald Erenberg sobre la atomoxetina en noviembre del 2002, en la reunión bienal de la Asociación Tourette en los EEUU— le solicitó recientemente al distinguido neuropediatra un artículo sobre su experiencia personal con la atomoxetina, en el casi año y medio transcurrido desde que fue introducida en su país. Reproducimos a continuación la respuesta del Dr. Erenberg.
20 de junio del 2004
Estimado Armando,
La siguiente es mi experiencia con la atomoxetina en el TDAH:
La atomoxetina representa un alejamiento del tratamiento tradicional del TDAH. Dicho tratamiento se ha efectuado tradicionalmente con los medicamentos del grupo de los psicoestimulantes, y el principal efecto de ellos se piensa que es a través del aumento de la actividad de la dopamina. El uso de los psicoestimulantes se remonta a la década de los años 30, cuando se usó por primera vez la benzedrina. Las anfetaminas ya se podían conseguir en la década de los años 40, y el metilfenidato está en uso desde 1954. Los psicoestimulantes han sido extensamente estudiados, y su utilidad ha sido bien establecida. Las preocupaciones que han existido acerca de los psicoestimulantes incluyen su potencial adictivo (por lo que son substancias controladas en los Estados Unicos), la supresión del apetito, las dificultades en el sueño, el posible efecto sobre el crecimiento, y posiblemente el causar o empeorar los tics.
La atomoxetina es un inhibidor de la recaptación de la norepinefrina, cuyo efecto sobre la dopamina no está claro. Se ha sugerido que puede aumentar la dopamina en los lóbulos frontales por su efecto sobre los tractos que conectan las estructuras profundas y los lóbulos frontales. No se conoce por qué mecanismo la norepinefrina mejora los síntomas del TDAH, pero el medicamento mostró clara eficacia en estudios de fase 3. Otros estudios mostraron que no había riesgo de que el medicamento aumentara los tics. La seguridad fue buena, incluyendo la ausencia de efectos secundarios cardiovasculares. Este resultado fue importante puesto que la desipramina, un antidepresivo tricíclico con efecto sobre la norepinefrina, había sido asociado con muerte súbita debido a su efecto sobre el sistema de conducción cardíaca.
La atomoxetina empezó a usarse en forma generalizada en los Estados Unidos a inicios del 2003. Al público, así como a muchos médicos, les entusiasmó la idea de una medicación no estimulante sin potencial adictivo y sin riesgo de tics. Luego de 6 meses de su introducción la atomoxetina representaba el 16% de las nuevas recetas para el tratamiento del TDAH. Los estudios de fase 3 habían mostrado efectos secundarios como sedación, síntomas gastrointestinales, mareos, sequedad de boca y disminución del apetito, pero en un porcentaje relativamente pequeño de los pacientes a quienes se les administró el medicamento.
Las instrucciones para el inicio del tratamiento sugerían que la dosis inicial fuera de 0.5 mg/kg/día, a tomarse una vez al día, en la mañana. La dosis completa de 1.2 mg/kg/día, podía iniciarse a los 3 día del inicio de la medicación. Los estudios del fabricante no habían mostrado ventaja alguna a dosis por encima de 1.2 mg/kg/día; algunos efectos podían presentarse bastante pronto, pero el efecto completo podía tomar de 4 a 6 semanas, siguiendo un patrón similar al que se ve cuando se inician los medicamentos inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).
En nuestra práctica profesional, nuestra experiencia inicial con la atomoxetina fue cuando empezamos a pasar a pacientes que recibían medicación estimulante a este nuevo medicamento. Así, nuestro primer grupo de pacientes había sido tratado con psicoestimulantes o atomoxetina en momentos diferentes. Posteriormente, empezamos a iniciar a nuestros pacientes recién diagnosticados con atomoxetina, en lo que constituía un grupo que nunca había recibido psicoestimulantes. Esto era especialmente atractivo cuando los pacientes tratados tenían tics o tenía un pariente cercano con tics.
Hasta el momento, hemos tratado a más de 200 pacientes con atomoxetina. Desafortunadamente, los resultados han sido decepcionantes. La incidencia de efectos secundarios ha sido más alta que en los pacientes tratados con psicoestimulantes. Esto nos ha llevado a reducir la dosis máxima a menos de 1.0 mg/kg/día. La sedación y los síntomas gastrointestinales han sido tan frecuentes que hemos indicado a los pacientes que tomen el medicamento en la noche y no en la mañana, y que nunca tomen el medicamento con el estómago vacío. Cuando la atomoxetina es efectiva, la hora de la administración no es importante puesto que el efecto dura 24 horas, otra ventaja sobre los psicoestimulantes. Cuando los familiares compararon la mejoría obtenida con los psicoestimulantes con aquella obtenida al pasarlos a la atomoxetina, casi todos pidieron que sus hijos volvieran a los psicoestimulantes. Y en los pacientes iniciados con atomoxetina, los reportes de los padres y de los profesores mostraron solo leves mejorías de los síntomas del TDAH. Los resultados raras veces fueron tan sólidos como aquellos obtenidos en el tratamiento con los psicoestimulantes.
Basados en estos resultados, nuevamente estamos iniciando el tratamiento a nuestros pacientes recién diagnosticados con un preparado psicoestimulante de 12 horas de efecto. Las excepciones son aquellos pacientes en quienes previamente ha fallado el tratamiento con psicoestimulantes, aquellos que han tenido efectos secundarios severos con los psicoestimulantes, o aquellos pacientes que tienen TDAH y tics. Tengo la esperanza de que posteriores refinamientos lleven a mejores medicamentos para el tratamiento del TDAH, pero, por el momento, los psicoestimulantes continúan siendo los medicamentos de elección para tratar el TDAH.
Gerald Erenberg, MD
Senior Pediatric Neurologist
Cleveland Clinic Foundation
Cleveland, OH
USA
Past President inmediato, Consejo Consultivo de la Asociación Síndrome de Tourette, USA.
Testimonio
Mi vida con Déficit de Atención
Desde que estaba en la cuna, desconcertaba a la gente; asombraba a mi madre por la manera en que la removía durante mis largos períodos de llanto. De niño mis primos decían que era muy renegón. Fui y sigo siendo impulsivo y caprichoso, pero ahora más controlado; no curado. A partir de los 12 años me empezaron a tratar por petit mal con pastillas que me daban mucho sueño. Mis padres nunca me explicaron el porqué y siempre fue un misterio para mí y una interrogante para mis amigos porque veían que cargaba con pastillas a todos lados. Alguna vez mi padre me dijo que era algo relacionado o con los riñones o con el cerebelo. No lo recuerdo bien.
Entré al kindergarten a los cuatro años sabiendo leer y lo terminé con cuatro medallas siendo el orgullo de mi casa. Al año siguiente, en transición, saqué tres medallas, dos en primero de primaria y ninguna más en mi vida escolar. Cursando cuarto de primaria me ausenté del colegio por tres meses debido a un largo viaje familiar y lo que más recuerdo de mi regreso es lo desorientado que me sentía al no entender nada de lo que pasaba en clase y no encontraba manera de ponerme al día. No sé como aprobé, pero sí que fue el comienzo de mi gran angustia escolar. A partir de esa época tuve profesores en casa con los que, curiosamente, terminábamos hablando de todo —música, animales, ciencias, del Perú y política— excepto de estudios. Muchas veces, al regresar para almorzar al mediodía (en ese entonces se iba al colegio tanto en la mañana como en la tarde), me daban unos fortísimos cólicos al estómago sin aparente causa; ahora me doy cuenta de que era la manifestación de la ansiedad que me causaba la vida escolar. Casi pierdo quinto de primaria de no ser por un profesor que me preparó con mucho cariño y que además me enseñaba en el colegio. Sé que al principio se negó a hacerlo pero, ante la insistencia de mis familiares, aceptó ir a casa. También recuerdo a mi papá explicándome una y otra vez temas de Historia —que en realidad no necesitaban explicación alguna pues eran solo hechos—, o de Biología, pero que me entraban por una oreja y salían por otra. En qué momento desistía de su tarea, no lo sé, pero puedo imaginarme su frustración.
Por fin llegó el año en que me jalaron; fue tercero de media. Ignoro por qué, pero casi no me dio vergüenza. Además, la recepción que tuve por parte de mis nuevos compañeros —me quedé en el mismo colegio— fue muy buena; con todos hice buenas migas. Dos compañeros se hicieron cargo de mí y con mucho tesón y cariño me acompañaron de cerca hasta terminar el colegio, explicándome y volviéndome a explicar las cosas hasta que las comprendía y podía defenderme con las justas en los exámenes. Ellos eran buenos estudiantes y su ejemplo me hizo ver la manera de ser de un alumno adecuado. Hoy día diríamos que tuve un par de buenos coaches. Sin ellos, no sé que hubiese sido de mi vida académica y, quién sabe, de mi vida anímica. Con relación a esto último, en casa nunca me hicieron sentir mal por los fracasos escolares, sin embargo, mi autoestima estaba muy resentida. Por otro lado, era muy amiguero, bailarín, movido, tenía éxito con las chicas, era un acertado consejero de amigos y por más bruto que me sentía, creo que de alguna manera, mi vida extra académica me decía que no era tan inútil como me lo figuraba. Empecé mi carrera —química y matemática— en los Estados Unidos. Pasé por el primer año como si hubiese sido una estadía en la China, pues lo que estudiaba me resultaba totalmente ajeno y muy bien hubiese podido decir ¡qué es esto, Dios mío! Estaba repitiendo mi desempeño anterior. Durante aquel primer año universitario, y en un lapso muy breve, murió mi padre. Un buen día, revisando su biblioteca tomé un libro de Química Nuclear y lo empecé a leer; comenzaba con un capítulo sobre su historia y me sorprendió comprender todo. Ese año regresé a los Estados Unidos para volver a empezar el año perdido y sentí que arrancaba mis motores pues poco a poco entendía todo. No se si fue el golpe de la muerte de mi papá o la madurez de los 18 años, pero no volví a tener un fracaso académico terminando mi carrera sin tropiezos. El ambiente universitario era fantástico; tuve amigos que a la vez eran buenos estudiantes. Aunque no fueron los coaches del colegio, su comportamiento hacia los estudios me enseño la técnica para triunfar. Aprendí que existían los horarios y al ver cómo se preocupaban de calcular el tiempo y los cursos restantes cada semestre me percaté de la existencia de aquello que se llama la planificación y de su importancia; aprendí que la vida no era un evento de corto plazo como yo la entendía. Viendo cómo sobrellevaban sus frustraciones me di cuenta de que no era el único que las tenía y aprendí a soportarlas mejor a medida que iba saliendo adelante. Puedo decir que ese cogollo de buenos estudiantes fue un modelo de cómo vivir en comunidad, de cómo tener éxito, y de actitudes que llevaban al triunfo como aquella de prepararse para derrotar a un contrincante en un debate en el aula o en salir entre los primeros de la clase. Entre lo anecdótico de mi estadía en el extranjero está mi dificultad para hacer maletas cada vez que venía al Perú, tarea que nunca pude realizar sin sentir una increíble impotencia al no saber qué comenzar a guardar primero ni dónde colocarlo. Un compañero metódico me daba la mano.
Por lo demás, durante el transcurso de estudios de postgrado me sirvió mucho el pensamiento lateral y sui géneris del Déficit de Atención (DA) para proveer nuevos enfoques; he hecho cosas que no todo el mundo se ha atrevido a realizar como por ejemplo aprender a volar avión en el Aero Club. Como amante del riesgo he tenido varias motos, y por mi comportamiento acelerado, he tenido mi dosis de choques y otros accidentes (dos brazos rotos) y siempre me han dicho que soy muy movido. Contradictoriamente, tengo una ventaja tremenda para aprender temas nuevos pues puedo focalizarme intensamente durante buen tiempo. Sin embargo, también sigo empezando mil cosas para abandonarlas luego a medio hacer, como si de pronto y por arte de magia cambiaran mis prioridades. Debo decir que ahora sí las retomo, pues he aprendido la importancia de la constancia. Bueno, ya tengo 58 años. Nunca he sido medicado por mi DA y, aunque estoy seguro de que me hubiese ayudado mucho, la estructura que me dieron los que me rodearon y la paz en el hogar de mi niñez han sido clave para llegar a esta edad, casado y feliz, con tres hijos (dos con DA, uno más fuerte que el otro), con casa propia, una vida laboral bastante buena y dedicándome, a estas alturas de la vida, a lo que más me gusta: enseñar.
El Déficit de Atención y la autoestima
Psicóloga Yoli Valdivieso
El déficit de atención es un trastorno que se inicia en edades tempranas, ocasionado por un defecto fundamentalmente bioquímico que afecta el comportamiento, la atención y el aprendizaje del niño. La característica esencial es una persistente falta de atención en diversas situaciones, lo que trae como consecuencia que el niño cambie frecuentemente de una actividad a otra.
Un niño con confianza en sí mismo, con una adecuada autoestima, tiene mayor capacidad para resolver problemas, así como más habilidades para la toma de decisiones. Por ello, este es un aspecto que debemos cuidar mucho en los niños con déficit de atención, siendo irónicamente una de las condiciones que muchas veces suele encontrarse en riesgo.
La autoestima es algo que se adquiere día a día. Estos niños se enfrentan todos los días a experiencias relacionadas con el conflicto, las relaciones interpersonales, el triunfo y el fracaso; y estas experiencias irán de alguna manera influyendo en la conformación de su propia imagen.
Los padres y también los profesores, como formadores, al ser las personas que más influencia tienen en los niños, juegan un papel fundamental en este desarrollo. Alguna vez leí: “La autoestima es aprendida. Si es aprendida, podemos enseñarla”. Pienso que es una frase muy cierta, y que implica una gran responsabilidad para los que estamos en contacto con niños pequeños.
Convivir con un niño con déficit de atención suscita una mezcla de sentimientos, por un lado se reconocen sus valores y potencialidades, pero por otro lado hay que reconocer que no siempre es fácil vivir con ellos, ya que debido a sus características particulares con frecuencia surgen situaciones y actitudes que dificultan la vida en familia.
Estos niños interrumpen las actividades y las abandonen sin haberlas terminado, cambian de actividad a otra dando la impresión de que pierden el interés en una tarea para pasar a distraerse con otra, olvidan con frecuencia lo que se les dice y a veces dan la impresión de que no escuchan cuando se les habla.
Nada es más útil para un niño con déficit de atención que tener padres y profesores pacientes y tolerantes, que lo sepan comprender y que sepan contener o encauzar el gran torrente de energía que tienen.
Debemos evitar las actitudes de enojo o el castigo frente a su conducta, aceptando lo que es una realidad: que estos niños o niñas no pueden cumplir ciertas expectativas, sean las que se les imponen o las que ellos mismos a veces se proponen.
Recordemos siempre:
1. No actúan de esa manera porque quieren.
2. Tienen un problema, NO son un problema.
3. La poca autoestima refuerza su inestabilidad.
Un diagnóstico oportuno de déficit de atención,y un tratamiento apropiado favorecerán que el niño, y posteriormente el adolescente, puedan lograr una vida productiva y un desempeño personal y social más satisfactorio.
No enfrentar lo que está pasando, trae como consecuencia fracasos y baja autoestima, y finalmente problemas emocionales que podrían evitarse (inadaptación, depresión, conductas violentas).
No es lo mismo un niño que piensa: “como soy listo, lo sabré hacer” que otro que piensa: “no podré conseguirlo nunca”. El primero lo intentará mientras que el segundo abandonará la tarea antes de intentarla. Los niños terminan por creerse todo aquello que oyen sobre ellos. ¿Cómo van a quererse si se les dice que no nos gusta cómo son ni las cosas que hacen?
¿Como podemos cuidar la autoestima de estos niños?
1. Proporcionándoles seguridad y aliento.
2. Evitando compararlos con sus hermanos y compañeros.
3. Elogiando con frecuencia las conductas positivas.
4. Hablándoles con suavidad y de forma no amenazante.
5. Reforzándolos cuando se observen señales de frustración.
Unas cuantas sugerencias más para los padres:
– Los niños necesitan saber qué hacen bien, no duden en señalarles constantemente lo que están haciendo bien, en lugar de recordarles todos los días lo que están haciendo mal.
– Eviten atender más a las conductas negativas, y en cambio fíjense más en aquellas positivas que pasan a veces desapercibidas (cuando les regalan un dibujo a los papás o ayudan al hermanito).
– Ayúdenlos a responsabilizarse por pequeñas tareas (que puedan realizar correctamente), así fortalecerán su autoestima.
– Y por último, siendo esto lo más importante, denles mucha ATENCIÓN y AFECTO.
Los niños con déficit de atención presentan aspectos positivos que deben ser valorados y potenciados: tienen un pensamiento rápido, intuición, sinceridad, creatividad y gran expresividad afectiva entre otras cosas.
Recordemos que una autoestima alta ayuda a prevenir otras conductas asociadas al déficit de atención.
Para aprender a respetar hay que crecer sintiéndose respetado.
Un tema breve y dos comentarios
Dr. Armando Filomeno
UN TRATAMIENTO NO DEMOSTRADO PARA EL TDAH:
DIETA LIBRE DE GLUTEN Y CASEÍNA, Y PERMEABILIDAD INTESTINAL
Algunos padres de niños con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) preguntan a veces sobre determinadas posibles causas o sobre tratamientos del déficit de atención, que aparecen en la Internet o en publicaciones escritas. Hace pocos meses se comunicó con el APDA la madre de un niño con relación a la teoría del “leaky gut” (que podría traducirse como “intestino con fuga”, término con connotaciones gasfiteriles, equivalente a permeabilidad intestinal aumentada), según la cual en algunos pacientes se absorbería en forma excesiva el gluten —proteína presente en el trigo, en la cebada, en el centeno y en la avena—, y la caseína —proteína presente en la leche.
Según esta hipótesis, el mencionado supuesto mecanismo es el causante de una larga lista de síntomas, síndromes y enfermedades dispares, entre las cuales estarían el autismo y el TDAH —trastornos clínicamente muy diferentes y sin ninguna conexión demostrada.
Si se acepta esta teoría, hay que eliminar de la alimentación del niño el trigo, la cebada, el centeno y la avena (pan, galletas, fideos, lasagnas, tortas, bizcochos, pizzas, mazamorras, etc.), y la leche (todos los tipos de leche que toman los niños: helados, yogurt, chocolates, además de algunos de los alimentos mencionados anteriormente). Esta drástica restricción en la alimentación del niño —una tortura para el niño afectado, la madre y toda la familia— convierte las comidas diarias en una lucha constante y puede llevarlo a una deficiencia nutricional.
Lo más importante de todo esto es que no existe prueba alguna, y es sumamente dudoso, que el gluten y la caseína tengan algo que ver con el TDAH, cuyo mecanismo bioquímico más importante es una recaptación excesiva de los neurotransmisores dopamina y norepinefrina, y cuyo tratamiento más efectivo, ampliamente demostrado, lo constituyen los medicamentos que bloquean dicha recaptación.
Mientras no existan evidencias, que aparezcan en publicaciones científicas serias y que demuestren este mecanismo y la efectividad de dicho tratamiento, no es razonable aplicar dietas costosas y difíciles de cumplir, que alteran la vida familiar y atentan contra el desarrollo y crecimiento del niño.
REPORTAJE SOBRE EL TDAH EN LA REVISTA SOMOS
El sábado 7 de abril del 2004 apareció un reportaje en la revista Somos del diario El Comercio sobre el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), basado en entrevistas a dos neurólogos (uno de ellos el autor de esta nota), un psiquiatra y una psicóloga. El artículo tuvo el gran mérito de llamar la atención sobre un problema tan común que puede afectar de modo tan importante el futuro de tanta gente; el tratamiento del tema tuvo gran agilidad periodística.
Como resultado de múltiples llamadas que he recibido de padres de pacientes y de los pacientes mismos —y de mi lectura del reportaje—, me veo en la obligación de precisar algunos puntos:
– Las declaraciones de uno de los entrevistados —que después se retractó parcialmente de ellas en una carta aclaratoria— ha llevado a la conclusión, a muchas personas, de que el metilfenidato (Ritalin) es un medicamento que puede inducir a la adicción, cuando la opinión ampliamente mayoritaria —basada en múltiples estudios— entre quienes tienen experiencia y conocimientos en relación con el TDAH, es que dicho medicamento disminuye el riesgo de adicción en los pacientes con TDAH que lo toman. En su momento envié una carta aclaratoria con respecto a este punto.
El metilfenidato constituye la principal medicación —desde hace 30 años— para el TDAH, ya sea en su forma de liberación prolongada (como Ritalin LA o como Concerta, que lamentablemente aún no están al alcance de los pacientes peruanos), como en la de liberación inmediata (Ritalin) que felizmente sí se consigue aunque con innecesarias e inexplicables restricciones en su venta, que cada día son mayores.
– Una de las entrevistadas dio mucho énfasis a la necesidad de múltiples y costosas pruebas diagnósticas en el TDAH. Esto ha llevado a pensar a muchos padres que el diagnóstico de este trastorno es difícil y laborioso; la realidad es que un médico experto en el tema puede hacer el diagnóstico, en la mayoría de los casos, en una sola consulta con una historia clínica cuidadosa y con la ayuda de los criterios diagnósticos del DSM IV (Cuarta revisión del Manual Diagnóstico y Estadístico de la Asociación Psiquiátrica Americana).
– La misma entrevistada enfatizó la necesidad de múltiples y costosas terapias que, en opinión de quien escribe esta nota, deben ser aplicadas selectivamente cuando la presencia de algún trastorno asociado al TDAH las justifique, o cuando el manejo en la casa o en el colegio no sea el más adecuado.
AUSPICIO E INDEPENDENCIA:
CONFERENCIAS SOBRE LA ATOMOXETINA Y EL TDAH, Y CURSO SOBRE TDAH
Gracias a la invitación del Laboratorio Eli Lilly, dicté dos conferencias (el 26 de mayo y el 1 de julio del 2004) dirigidas a médicos psiquiatras y neurólogos sobre la atomoxetina —el nuevo medicamento lanzado recientemente en nuestro país—, y sobre el TDAH. Mi participación fue en base a mi experiencia como neurólogo durante varias décadas, a mis conocimientos sobre el TDAH a través de muchos pacientes y de la literatura médica, y a mi experiencia con el nuevo medicamento en mi práctica privada. Debo reconocer la total independencia con la que pude exponer en ambas ocasiones; sin esta condición no habría sido posible mi participación.
Debo agradecer también el auspicio del mismo laboratorio al Curso sobre Déficit de Atención que organizó la Asociación Peruana de Déficit de Atención (APDA) el 3 de julio del 2004. Como coordinador del curso tuve total autonomía para elaborar el programa y para invitar a los ponentes que consideré los más calificados; todos ellos —incluido el autor de esta nota— tuvieron total libertad en sus presentaciones.
El Acompañamiento Terapéutico en el TDAH
Beatriz Duda
El Acompañamiento Terapéutico dirigido a personas con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) se viene desarrollando en otras partes del mundo (Estados Unidos, principalmente), con buenos resultados, desde hace más de diez años. Esta práctica es conocida como coaching en dicho país y está dirigida tanto a niños como a adultos que padecen este trastorno. El primero en hablar sobre esto fue John J. Ratey, quien en su libro Driven to distraction, afirma que el objetivo del coach es ayudar al paciente a dejar de lado una serie de hábitos perjudiciales y suplantarlos por otros hábitos que le faciliten cumplir con sus obligaciones y metas. Las pioneras en este campo son Nancy Ratey y Nancy McDougall; ambas le dan un enfoque bastante práctico al tema; es decir, más que enfocar una teoría que sostenga esta práctica, se dedican a relatar minuciosamente diversas técnicas de abordaje para cada uno de los problemas que presentan las personas con TDAH en su vida cotidiana.
El Acompañamiento Terapéutico tiene grandes posibilidades de tener éxito en quienes presentan TDAH, debido al excelente potencial de recuperación que tienen estas personas cuando reciben el apoyo adecuado.
Rol del Acompañante Terapéutico en el TDAH
El trabajo del Acompañante Terapéutico se puede ver como un proceso de transición en el cual la persona con TDAH deja algunos de sus hábitos para incorporar otros que le faciliten su vida en sociedad. En esta relación, el Acompañante Terapéutico busca sacar a la luz el potencial de la persona con TDAH y le facilita desarrollar determinadas estrategias que la ayuden a lograr sus metas. Estas personas están heridas, han sido —algunas desde muy pequeñas— incomprendidas y maltratadas, por lo que su personalidad está quebrada. Si bien el TDAH es un problema neurológico de naturaleza química, casi siempre heredado, la medicación —siendo muy efectiva— no soluciona todos los problemas que presenta la persona con este trastorno.
Metodología del Acompañamiento Terapéutico en el TDAH
Las bases teóricas del Acompañamiento Terapéutico se encuentran en gran medida en los trabajos de Donald D. Winnicott. De acuerdo a estas, el Acompañante Terapéutico deberá seguir los siguientes lineamientos:
– Contener al paciente, dándole el soporte necesario y acompañándolo en sus ansiedades y angustias.
– Servirle de modelo, en el sentido de ser un referente distinto, enseñándole al paciente, a través de su propio comportamiento, la posibilidad de contenerse, de reaccionar de distinto modo ante determinadas situaciones.
– Ser un facilitador, ir abriéndole posibilidades al paciente para que se relacione con otras personas de manera adecuada.
– Ayudarlo a organizar sus actividades, trabajando con él en la identificación de las habilidades, metas y estrategias que le son necesarias para llevar a cabo sus tareas y responsabilidades, que a menudo han sido dejadas de lado.
– Brindar apoyo a la persona afectada, dándole permanentemente estímulo.
– Identificar los problemas del día a día, priorizando los más importantes (estudios, relaciones —con el papá, mamá, hermanos, amigos—, cena, despertar, baño, responsabilidades del hogar y del trabajo, etc.), y fijando metas a corto plazo, debido a la dificultad que tienen quienes padecen del TDAH para proyectarse y asumir metas a largo plazo.
Condiciones que debe tener el Acompañante Terapéutico para trabajar con personas con TDAH
– Aptitud para generar empatía, ya que el poder del acompañamiento está en la interacción entre el Acompañante Terapéutico y el paciente; la efectividad del trabajo que nos ocupa pasa por la creación de una relación de confianza.
– Conocimiento profundo del TDAH.
– Disposición para el trabajo en equipo porque es necesaria una buena comunicación con el médico o terapeuta.
– Si se trata de niños, disposición para permanecer en contacto con los padres y profesores, para hacerlos conscientes del problema y favorecer la colaboración de todos.
– Capacidad autocrítica para ir evaluando permanentemente los resultados obtenidos y la metodología más conveniente.
Consideramos que el Acompañamiento Terapéutico en personas con TDAH, que se está iniciando en nuestro medio, debe convertirse en una alternativa terapéutica de gran utilidad para sacar adelante a los niños, adolescentes y adultos con este trastorno.
Curso sobre Déficit de Atención
El sábado 3 de julio del 2004 se efectuó el Curso sobre Déficit de Atención —organizado por la Asociación Peruana de Déficit de Atención (APDA) y auspiciado por Eli Lilly— en el Auditorio de la Casa de Reposo Belén. Contó con la asistencia de más de 250 personas, entre padres y madres de chicos con TDAH, profesores, y otros profesionales.
El APDA está orgullosa y agradecida por el alto nivel de las presentaciones y por la activa participación de los asistentes. De acuerdo a muchas declaraciones que hemos recibido, el curso va a ser de gran provecho para quienes tienen TDAH y para los que trabajan en este campo.
Los resúmenes de los temas presentados fueron entregados a los asistentes y ponentes en forma impresa. Van a ser reproducidos electrónicamente en nuestra página web, de próxima aparición.
Esperamos conseguir el auspicio necesario para organizar otro evento en los próximos meses; si lo logramos, anunciaremos el temario en nuestra página web.
A continuación reproducimos el programa del curso del 3 de julio:
Aspectos generales y diagnóstico del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Dr. Armando Filomeno
Problemas de conducta, ansiedad y depresión. Dr. Jorge Castro
Problemas de lenguaje y aprendizaje. Dr. Javier Flórez del Águila
TDAH en adultos. Dr. Enrique Macher
Pruebas psicológicas. Psicóloga Maryta Calderón
Aspectos neurobiológicos. Dr. Alberto Arregui
Tratamiento con metilfenidato y otros medicamentos estimulantes. Dr. Armando Filomeno
Tratamiento con atomoxetina y otros fármacos. Dr. Juan David Velásquez
Terapias psicológicas y afines:
– Terapia cognitivo-conductual. Psicóloga Oriele Montezuma
– Psicoterapia psicoanalítica. Psicoterapeuta Beatriz Alcalde
– Acompañamiento Terapéutico. Psicóloga Carolina Benavides
La Asociación Peruana de Déficit de Atención (APDA). Beatriz Duda
Anuncio
Próxima aparición de nuestra página web
Estamos dando los últimos toques a nuestra página web, que aparecerá en las próximas semanas. En ella figurarán diversos aspectos del TDAH, información sobre el APDA, los artículos de nuestros cuatro boletines y los resúmenes de los temas presentados en el Curso del 3 de julio.
Apenas aparezca nuestra página web, la enviaremos a los más de 900 correos electrónicos que figuran como nuestros contactos, y a los buscadores más importantes.
Enlaces
Página web peruana dedicada a la crianza de niños:
http://www.educared.edu.pe/espaciodecrianza/
Estudio inglés relaciona el uso de colorantes y preservativos alimenticios con un
aumento de la hiperactividad en niños de 3 años:
http://www.medscape.com/viewarticle/479056?src=sr
Un estudio en la ciudad de Seattle indica que ver televisión antes de los 3 años predispone a tener dificultades en la atención en la edad escolar:
http://pediatrics.aappublications.org/cgi/content/short/113/4/708