Mg. Elsa Vallarino

Los niños con TDAH son problemáticos con sus padres, no obedecen las órdenes, no terminan aquello que están haciendo, se distraen entre una actividad y la siguiente. Esto se hace mas grave aun si son hiperactivo-impulsivos, su inquietud los mantiene en constante movimiento, no terminan las comidas, interrumpen a los padres y hacen comentarios inapropiados. Tampoco pueden medir con claridad las consecuencias de sus actos.

Estas y otras conductas relacionadas, son inaceptables para la mayoría de los padres, pero carecen de los conocimientos y las habilidades necesarias para corregirlas, lo cual crea malhumor, fomenta disputas maritales, genera desconcierto y surge finalmente la pregunta: ¿Qué hacemos para guiar a estos niños? Es ahí cuando se vuelve necesaria la presencia de un especialista que los encamine.

Barkley (1997), ha desarrollado un programa de consejería que puede servirnos de modelo para utilizarlo con aquellos padres enfrentados con el TDAH.

La mayoría de los niños responde exitosamente al uso de estimulantes, sin embargo, hay un 10 a 20% que no demuestra mejoría significativa. Es para sus padres que se ha diseñado el modelo que mencionaremos a continuación. Los cuadros comórbidos o los tratamientos medicamentosos limitados a los días de colegio, son otras situaciones adecuadas para utilizar este entrenamiento.

Se ha investigado mucho sobre el entrenamiento a padres con técnicas modificación de conducta, utilizando, por ejemplo, técnicas de reforzamiento, tiempo fuera y estrategias costo/respuesta. El modelo añade métodos de disminución de estrés e incremento de la autoestima para mejorar el entrenamiento.

La relación de los padres con sus hijos adolescentes es única y complicada. La adolescencia implica cambios cognitivos, fisiológicos, conductuales y emocionales que se potencian cuando el niño se transforma en un joven con TDAH. Como resultado, los muchachos fracasan en sus estudios, se aíslan socialmente, se deprimen y se les baja la autoestima, además de verse envueltos en una desagradable situación de conflicto con sus padres.

Los conflictos tienen que ver, en la mayoría de los casos, con el incumplimiento de las reglas, los amigos, el manejo de automóviles, las tareas escolares y una actitud general de enfrentamiento que puede llevar a la pérdida de la paciencia, los gritos destemplados y el descontrol de las emociones.
La teoría que explica estas modificaciones, nos ofrece como puntos de referencia de los cambios en los adolescentes, las siguientes ideas principales: 1) Se espera que los jóvenes se diferencien de sus padres. 2) Ajuste y madurez sexual. 3) Desarrollo de una profunda relación con sus pares. 4) Formación de una identidad personal. 5) Planificación de una carrera profesional.

Robin (1989), ha delineado tres dimensiones en las relaciones familiares que determinan el grado de conflicto significativo en los adolescentes frente a sus padres. El primero, se refiere a las dificultades de comunicación y sus consecuencias, el segundo, a las distorsiones cognitivas y el tercero, a los problemas en la estructura familiar.

La meta a conseguir en la educación de las familias con TDAH, consiste fundamentalmente en enfrentar  las reacciones frente al diagnóstico y la aceptación del síndrome. Este proceso implica cuatro pasos. El primero, señala los hechos y el tratamiento del TDAH. El segundo, escucha las reacciones frente a las opciones de tratamiento. El tercero, aplica técnicas cognitivas para eliminar mitos y corregir falsas creencias y el cuarto y último, establece las metas y diseña el tratamiento para el adolescente y su familia en particular.

Es preferible trabajar algunos puntos con el adolescente y la familia por separado, porque pueden reaccionar de diferentes maneras. Es posible, inclusive, que el adolescente se muestre más abierto cuando está solo que en compañía de sus padres.

El primer paso, es decir, la comunicación de los hechos y la definición del TDAH, obliga a un lenguaje sencillo y claro para que el adolescente pueda comprender la situación con facilidad. Lo más importante es informarle qué cosa es el TDAH, aclararle que se trata de un desorden cuya mayor dificultad se centra en el acto de prestar atención, que no significa enfermedad o locura, que va a durarle toda la vida y que afecta todas las áreas de su vida, no solo la académica. Hay que explicarle además, que no es su culpa ni la de sus padres, que es un desorden usualmente heredado y causado por un desbalance químico en el cerebro, básicamente de los llamados neurotransmisores. Decirle asimismo, que el ambiente y una buena familia, la escuela y los amigos influyen y pueden hacer más llevadero el problema. Debe saber también, que el tratamiento puede ser médico, psicológico-conductual y educacional.

En cuanto a las reacciones a la presentación del problema, el médico debe prestar mucha atención a la forma como se enfrenta el adolescente a la situación, evitando en todo momento la confrontación y haciéndole sentir que le damos importancia a sus opiniones, ideas y cualquier duda que le pueda surgir.

Las técnicas de reestructuración cognitiva son útiles cuando el adolescente presenta una actitud negativa como reacción al diagnóstico. Lo fundamental, es identificar el pensamiento distorsionado, explicarlo lógicamente y proponer un pensamiento más razonable para que el joven entienda que lo que se le propone, es más adecuado para enfrentar la situación que lo que él piensa.

Se debe buscar la colaboración del joven para el tratamiento que se le otorgue, esto es más fácil cuando se ha logrado un adecuado y claro nivel de comprensión y comunicación.

El inicio del tratamiento medicamentoso es un punto muy delicado. Una vez que el joven reconoce su eficacia, se le deberá recetar una dosis que abarque la mayor cantidad de horas posibles, a fin de que no se altere su estilo de vida. En caso de que se rechace la medicación, convendrá utilizar otras técnicas terapéuticas.

La mayor parte de los adolescentes con TDAH presentan dificultades en la escuela, siendo las más comunes: fracaso en completar las tareas, pobre comprensión del material escolar, pobres hábitos de estudio, bajas notas, asistencia a clases sin haber estudiado, pobre participación en clase, interrupciones durante la clase, discusiones con los profesores y compañeros.

Las intervenciones del terapeuta en el hogar tienen como principales objetivos: presentar un encuadre de los principios que se requieren para ser padre de un hijo con TDAH, usar técnicas cognitivas para favorecer las expectativas más racionales en la relación de los padres y sus hijos adolescentes, enseñar técnicas de comunicación para resolver conflictos y aplicar estrategias para recuperar, cuando sea necesario, el control de los padres sobre sus hijos.

Según las reglas básicas de Barkley (1995), se debe:

1)   Dar al adolescente una adecuada retroalimentación de las consecuencias de manera inmediata.
2)   La retroalimentación debe ser frecuente.
3)   Usar consecuencias poderosas.
4)   Incentivar antes que castigar.
5)   Buscar siempre la consistencia.
6)   Actuar, no reñir.
7)   Anticiparse a las situaciones problemáticas.
8)   Estar claro sobre lo que significa el déficit.
9)   No personalizar el problema del adolescente.
10) Practicar el perdón o la disculpa.

A esta lista, Robin añade otras reglas derivadas de su experiencia con familias:

11) Favorecer y animar la conducta independiente.
12) Dividir el mundo entre los argumentos que se pueden negociar y       aquellos que no.
13) Explicar las razones de las reglas sobre los argumentos no negociables.
14) Comprometer al adolescente en las decisiones que se toman sobre los argumentos negociables.
15) Mantener buena comunicación.
16) Monitorear de cerca las actividades del adolescente fuera de casa.
17) Mantener la estructura y la supervisión más allá de lo que se crea necesario.
18) Ser un apoyo entusiasta del adolescente.
19) Animar al adolescente a construir sus habilidades.

Es importante orientar a los padres a pensar que sus hijos son brillantes y que hacen el mayor esfuerzo para tener éxito y no que los fastidian a propósito ni que tratan de arruinarles el humor. Deben darse cuenta de que la mayoría de las veces, hacen las cosas que hacen sin pensar en por qué las hacen.

Muchos de los adolescentes sienten que sus padres restringen su libertad e interfieren en su vida.

En ambos casos, es tarea del terapeuta corregir estos pensamientos ilustrando tanto a los padres como a los adolescentes en sesiones separadas que les expliquen a unos y otros las causas de los comportamientos generados por el TDAH.

La tarea principal del terapeuta con los padres consiste invertir la irracionalidad de muchas de las ideas que circundan el tema del TDAH. Por ejemplo, es irreal pensar que los adolescentes con TDAH se van a portar perfectamente y obedecer todo el tiempo. Lo que debe esperarse del muchacho es que obtenga niveles altos, pero aceptando igualmente sus imperfecciones. También es poco real creer que ser desordenado y  arruinar las cosas son comportamientos comunes en los adolescentes.

Muchos padres esperan que el joven se muestre agradecido por todo lo que hacen por él. Esto es algo difícil de entender para un adolescente que, dadas las características de su edad, se siente el centro del mundo. Tal vez, el día en que él mismo afronte la realidad de un hijo con TDAH, pueda apreciar lo que sus padres hicieron por su salud.

El  modelo de comunicación que tienen algunos padres con sus hijos adolescentes no es necesariamente el correcto, es por eso que a veces se recomienda la ayuda de un terapeuta para corregir esta situación. Se sugiere definir inicialmente el problema que impide expresar con claridad qué es lo que se está sintiendo, generar luego alternativas de solución, evaluar esas alternativas, escoger la o las más prácticas y útiles, y ponerlas en práctica para alcanzar una comunicación fluida.

Si hay temas que el adolescente prefiere tratar en privado como sexo, depresión o autoestima, las sesiones particulares le pueden aportar confianza para hablar con tranquilidad de aquello que lo inquieta.

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* Licenciada en psicología con experiencia como docente en instituciones educativas. Magister en neurociencias. Correo electrónico: elsavallarino@hotmail.comEsta dirección de correo electrónico está protegida contra los robots de spam, necesita tener Javascript activado para poder verla