Dr. Armando Filomeno

Algunos padres de niños con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH)  preguntan a veces sobre determinadas posibles causas o sobre tratamientos del déficit de atención, que aparecen en la Internet o en publicaciones escritas. Hace pocos meses se comunicó con el APDA la madre de un niño con relación a la teoría del  “leaky gut” (que podría traducirse como “intestino con fuga”, término con connotaciones gasfiteriles, equivalente a permeabilidad intestinal aumentada), según la cual en algunos pacientes se absorbería en forma excesiva el gluten —proteína presente en el trigo, en la cebada, en el centeno y en la avena—, y la caseína —proteína presente en la leche.

Según esta hipótesis, el mencionado supuesto mecanismo es el causante de una larga lista de síntomas, síndromes y enfermedades dispares, entre las cuales estarían el autismo y el TDAH —trastornos clínicamente muy diferentes y sin ninguna conexión demostrada.

Si se acepta esta teoría, hay que eliminar de la alimentación del niño el trigo, la cebada, el centeno y la avena (pan, galletas, fideos, lasagnas, tortas, bizcochos, pizzas, mazamorras, etc.), y la leche (todos los tipos de leche que toman los niños, helados, yogurt, chocolates, además de algunos de los alimentos mencionados anteriormente). Esta drástica restricción en la alimentación del niño —una tortura para el niño afectado, la madre y toda la familia— convierte las comidas diarias en una lucha constante y puede llevarlo a una deficiencia nutricional.

Lo más importante de todo esto es que no existe prueba alguna, y es sumamente dudoso, que el gluten y la caseína tengan algo que ver con el TDAH, cuyo mecanismo bioquímico más importante es una recaptación excesiva de los neurotransmisores dopamina y norepinefrina, y cuyo tratamiento más efectivo, ampliamente demostrado,  lo constituyen los  medicamentos que bloquean dicha recaptación.

Mientras no existan evidencias, que aparezcan en publicaciones científicas serias y que demuestren este mecanismo y la efectividad de dicho tratamiento, no es razonable aplicar dietas costosas y difíciles de cumplir, que alteran la vida familiar y atentan contra el desarrollo y crecimiento del niño.

SEGUIMIENTO
Diciembre del  2004. En la Universidad de Rochester se ha iniciado un estudio científicamente aceptable para evaluar el efecto de esta dieta en el autismo — no en el TDAH—, cuyos resultados preliminares se van a conocer en el 2008. Enlace.

26 de febrero del 2006. A raíz de la publicidad en torno a conferencias dictadas en Lima en enero del 2005  por supuestos expertos norteamericanos hubo una mesa redonda sobre el tema. Enlace. Pocos meses después hubo  en Lima dos días de conferencias dictadas también por supuestos expertos de los EE.UU. y de otros países, que congregraron a muchos padres de chicos con trastornos del espectro autista y con TDAH; algunos de ellos fueron convencidos de someter a sus hijos a la dieta libre de gluten y caseína, por lo menos mientras les duraron los ahorros familiares. Lo censurable de todo esto —para quien tenga algún comocimiento en el tema— es que presentan  esta dieta como si fuera un tratamiento reconocido como efectivo en los EE.UU. y no como lo que realmente es: un experimento que cuesta  por lo menos seiscientos dólares americanos al mes y cuya utilidad  nadie ha demostrado.

22 de junio del 2010. En un boletín electrónico de la Univesidad de Rochester se informa sobre los resultados del estudio de la dieta libre de gluten y caseína en el autismo. La conclusión es que la dieta no ha demostrado ser de utilidad. Enlace a la noticia:
http://www.urmc.rochester.edu/news/story/index.cfm?id=2860

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Este artículo es parte de «Un tema breve y dos comentarios» publicado en el boletín electrónico n.º 4 del APDA, del 9 de julio de 2004.