Jodi Sleeper-Triplett MCC (USA)
A muchos niños y adolescentes con TDAH, el coaching los ayuda a aprender técnicas para concentrarse mejor, mantenerse en sus tareas y mejorar el manejo del tiempo y las habilidades de organización. Estas habilidades son los bloques para construir el éxito en el futuro. Al iniciar el proceso de coaching con los niños en la escuela, podremos mantenerlos motivados y ayudarlos a adquirir confianza en sí mismos y autoconciencia, durante los años formativos.
El coaching puede ser exitoso en los niños que tienen la capacidad cognitiva de entender los conceptos de recompensas y consecuencias. El nivel de comprensión varía según la edad y las características individuales de cada niño. Si el niño puede comprender que terminar una tarea, tal como cepillarse los dientes, dará lugar a un sticker o una ficha —una recompensa positiva— es posible instituir un programa de coaching. Muchas veces el coaching tiene más éxito cuando los padres, las familias o el personal de la escuela están involucrados activamente en el proceso. El coach y el niño, juntos, colaboran con el “equipo” para diseñar un programa de coaching apropiado. Este proceso requiere que el coach ayude al niño a explorar e identificar los motivadores, particularmente los motivadores externos que sean atractivos para el niño.
Estar listo para el proceso de coaching es muy importante para los resultados y para el éxito en los niños. La edad cronológica no es siempre el mejor indicador para los niños con TDAH. Ellos pueden madurar más lentamente que sus pares. Es importante estar seguro que el niño esté listo para trabajar independientemente con un “extraño”. Se recomienda que con los niños pequeños, entre los 5 a 8 años, el coaching se realice directamente con los padres. A su vez, los padres implementarán el plan de coaching y establecerán las estructuras en la casa y en la escuela. Escoja a un coach que haya tenido experiencias positivas trabajando con niños de la edad de su hijo. Cuando el niño es algo mayor, puede ser provechoso organizar sesiones de coaching con los padres y con el niño, por separado y en equipo.
Los adolescentes se sienten atraídos por el coaching una vez que entienden que un coach es una persona que los apoya y no los critica. La mayoría de los adolescentes está interesada en mejorar su nivel académico y habilidades sociales y en aprender nuevas estrategias de organización y de manejo del tiempo. El coaching puede ser muy beneficioso para los adolescentes. Sin embargo, requiere la participación de los padres también. Los adolescentes no salen a buscar a un coach, son los padres quienes solicitan generalmente el servicio. Por lo tanto, es importante hacer que se involucren desde el inicio. Como parte del acuerdo de coaching, el coach, el adolescente y los padres pueden convenir sobre los términos que serán efectivos para todos los involucrados. Crear y colocar en un lugar visible un contrato escrito de coaching, que incluya expectativas y recompensas claras, es provechoso tanto para los padres como para los adolescentes.
Una de las áreas más sensibles cuando se trabaja con adolescentes es la confianza. Puede convertirse en un problema si no se le trata en la reunión inicial. Debe quedar claramente establecido qué asuntos van a ser estrictamente confidenciales entre el cliente y el coach y qué información puede ser compartida con los padres. Una solución a este problema potencial es una reunión semanal o quincenal conjunta con los padres y el adolescente. Estas reuniones de actualización proporcionan a los padres temas para discutir con su hijo. Incluyen una revisión de las metas, que han sido previamente acordadas por los padres y el adolescente.
Sugerencias para un eficaz coaching conductual con niños pequeños:
– Determinar qué conducta se desea incrementar o mejorar.
– Para aumentar la frecuencia de la conducta, seleccionar un refuerzo que sea una recompensa y que le interese al niño, tales como:
Atención y elogio (utilizar esto tan a menudo como sea posible).
Tiempo libre adicional o tiempo de juego especial (este puede incluir TV y videojuegos).
Fichas o stickers que se cambiarán por recompensas tangibles semanales.
Tiempo especial uno-a-uno con la mamá o el papá.
– Recompensar las conductas de inmediato y continuamente.
– Si el niño no muestra la conducta buscada, recompensar aquellas que se acerquen bastante a dicha conducta.
– El uso del refuerzo positivo debe exceder SIEMPRE en número al uso de las consecuencias negativas. Use las consecuencias negativas solamente después de que el programa de refuerzo positivo haya tenido suficiente tiempo como para ser eficaz.
– Al niño se le debe decir siempre qué hacer para evitar las consecuencias negativas y dichas consecuencias deben ser explicadas con claridad.
– Las consecuencias negativas deben ser aplicadas de modo firme, sin mostrar emoción, sin discurseo o largas explicaciones.
– El ignorar el comportamiento inadecuado puede ser utilizado en vez de aplicar consecuencias negativas específicas, pero solo si la conducta puede ser pasada por alto sin que se produzca un incremento de ella y sin que cause daño o perturbación.
Sugerencias para determinar con efectividad las metas para los adolescentes:
– Redactar un contrato. Enumerar las metas que se desean aumentar o mejorar. Sentarse con el adolescente y elaborar esta lista juntos. Ser razonable y definir metas que sean alcanzables y claras.
– Incluir una lista de recompensas y de consecuencias. Ser claro sobre los límites y programar una reunión semanal o quincenal en la que se revisará el progreso. Estar seguro de ceñirse al plan para ayudar al adolescente a no alejarse del logro de las metas fijadas.
– Asegurarse de que todos los involucrados firmen el contrato: padres y adolescente. Colocarlo en un lugar visible.
– El uso del refuerzo positivo debe ser SIEMPRE más frecuente que el de las consecuencias negativas. Dar al programa de refuerzo positivo todo el tiempo necesario para que sea eficaz.
– Al adolescente se le debe decir siempre qué hacer para evitar las consecuencias negativas y estas deben ser explicadas claramente.
– Las consecuencias negativas deben ser aplicadas de modo firme, sin mostrar emoción, sin discurseo o largas explicaciones. Las reglas deben estar establecidas en el contrato.
– Para aumentar la frecuencia del éxito, seleccionar una recompensa o motivador que le interese al adolescente. Los ejemplos incluyen:
– Tiempo libre adicional – Tiempo en la computadora
– Tiempo con amigos – Reducción de las responsabilidades en la casa
– Salir a comer – Dinero para comprar un CD o video
– Dinero para gasolina – Dinero a cuenta de una compra mayor
– Recompensar el progreso con frecuencia. Las metas se alcanzan en pasos y etapas. Cada paso merece el reconocimiento positivo. Una actitud positiva es la llave del éxito; construye habilidades, confianza en sí mismo y autoestima.
– Si el adolescente no muestra estar esforzándose para lograr sus metas, revisar las metas. ¿Son muy “altas”, muy difíciles? ¿Sería de ayuda replantear las metas de diferente forma o el proporcionar una herramienta de motivación nueva? Trabajar conjuntamente, con calma.
El coaching es una herramienta beneficiosa para muchos niños y adolescentes. Es muy importante elegir a un coach que tenga experiencia en el trabajo con niños y adolescentes; que comprenda las complejidades del cerebro de quien tiene TDAH, que conozca los medicamentos y las condiciones coexistentes. Es esencial trabajar con un coach que sepa relacionarse con el niño o adolescente. Hay que asegurarse de que el cliente pequeño, especialmente el adolescente, se entreviste con el coach antes de iniciar el proceso de coaching. La conexión entre el coach y el cliente, de cualquier edad, es esencial para que el coaching sea un éxito.
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Jodi Sleeper-Triplett es coach certificada con más de veinte años de experiencia asistiendo a personas y organizaciones. Es miembro activo del CHADD, del ADDA y de la American Coaching Association.
E-mail: Jstcoach@aol.com
Beatriz Duda, diplomada en coaching, quien asistió a los cursos y talleres de Jodi Sleeper-Triplett en las Conferencias Internacionales del CHADD en Dallas (2005) y Chicago (2006), le agradece por este artículo, que puede leerse en su lengua original en:
www.deficitdeatencionperu.org/sleepertriplett.htm
Artículo aparecido en el boletín electrónico n.º 14 del APDA, del 22 de diciembre del 2006.