Dr. Armando Filomeno

Debido a la notoriedad que está alcanzando el TDAH por su gran prevalencia —5 a 10% de los niños y 3 a 6 % de los adultos— y por la labor de difusión en nuestro medio, efectuada fundamentalmente por la Asociación Peruana de Déficit de Atención (APDA), no extraña que mucha gente sin conocimientos ni experiencia en este tema haga declaraciones o escriba artículos que no guardan relación alguna con lo que se sabe y acepta actualmente sobre el tema, confundiendo a la opinión pública y perjudicando a quienes tienen dicho trastorno.

En algunos casos se trata de profesionales reconocidos en otros campos pero que no son expertos en el TDAH, mientras que en otros casos se trata de personas que ofrecen curar intoxicaciones que nadie ha demostrado que existan e intentan agrupar, simplistamente —bajo la etiqueta de trastornos del neurodesarrollo—, problemas tan dispares como los trastornos del espectro autista (TEA)  y el TDAH,  y pretenden aplicar a este último dietas cuya efectividad nadie ha demostrado, ni siquiera para los TEA que fueron los trastornos para los cuales fueron propuestas originalmente.

En el campo de la medicina tradicional existen profesionales de reconocida calidad con sólida formación farmacológica, quienes efectúan la importante labor de estudiar los posibles efectos terapéuticos de las plantas originarias de nuestro país. Uno de ellos, de gran prestigio, declara que él estudia la medicina tradicional pero practica la medicina  académica u occidental y bromea diciendo que por lo tanto es como El Veco (1),  quien “estudia el fútbol pero no lo practica”; el otro que me viene a la mente es un respetado profesor mío, de química en el colegio y de farmacología en San Fernando.

Entre quienes practican la medicina tradicional, existe un amplio abanico. Al lado de los herbolarios, representantes de la sabiduría ancestral —recuerdo haber escuchado de niño las bondades de las hierbas de “don Pablito”, en actividad en la primera mitad del siglo XX en Trujillo— podemos ver a una serie de personajes que promueven extractos y otros productos, sobre cuya autenticidad, pureza y efectividad existen dudas razonables.

En el campo de la medicina naturista, se ha dado el caso de algún notorio representante de esta corriente que —a la vez que se oponía al uso de los medicamentos de reconocido efecto—, hacía el diagnóstico de toxoplasmosis a diestra y siniestra y aplicaba en forma liberal el tratamiento a base de medicamentos evidentemente tóxicos a muchos pacientes que no lo necesitaban. En otros caso, algún médico naturista con gran presencia en los medios de comunicación aventura audaces y atrevidas hipótesis para casi cualquier enfermedad y ofrece curarla con algún procedimiento anodino, que incluso puede llegar a tener connotaciones mágicas, o con algún producto a base de magnesio. Hay que reconocer, sin embargo, que muchos practicantes de esta corriente terapéutica se esfuerzan por que sus pacientes coman y vivan saludablemente y en armonía con la naturaleza.

En una columna sobre medicina naturista  de un diario peruano, apareció recientemente un artículo que hace una serie de afirmaciones sobre la causa y sobre supuestos tratamientos del TDAH. Se trata de hipótesis no demostradas, generalizaciones no justificadas y declaraciones basadas en la imaginación del autor, quien demuestra no tener conocimientos ni experiencia con relación a este frecuente trastorno; tratar en forma tan ligera este tema puede producir confusión y alarma en mucha gente y esto podría perjudicar a muchas personas con TDAH, que lo que necesitan es un tratamiento basado en el estado actual de la ciencia.

Cualquier afirmación sobre los supuestos efectos de un tratamiento debe basarse en estudios serios, debiendo recordarse que existen medicamentos de demostrada efectividad en el tratamiento del TDAH, respaldados por una abundante literatura científica; dichos efectos —especialmente en el caso de los medicamentos llamados estimulantes— pueden ser fácilmente constatados por todos quienes están involucrados en la vida diaria, escolaridad y tratamiento de estos pacientes: los padres, hermanos, amigos, maestros y otros profesionales (médicos y psicólogos, entre otros) (2).

Con relación a este punto, la información que actualmente existe al alcance de los padres hace cada día más difícil que se les pueda engañar; si bien en muchos de ellos persisten temores, como rezago de un pasado de ideas equivocadas y desinformación, una vez que ellos se deciden a darles la medicación a sus hijos va a ser imposible tomarles el pelo o darles gato por liebre.

Entre los remedios caseros para el TDAH, el único de cierta efectividad y de uso difundido es el café. Muchos adultos con TDAH —generalmente sin saber que tienen este problema— recurren al café para poder trabajar con mayor eficiencia y durante más tiempo, especialmente cuando se trata de algo aburrido o de poco interés para ellos. Puede ser café pasado o instantáneo; su efecto no puede competir con el de los medicamentos estimulantes y es de corta duración. Cuando se estudió este tema, hace varias décadas, se vio que el café era más efectivo que la cafeína contenida en él, probablemente por efecto de los otros alcaloides presentes en el café.

Entre las intervenciones dietéticas que han sido propuestas en los últimos años para el TDAH, probablemente la que tenga mejores posibilidades de ser de alguna utilidad —aunque ella no ha sido demostrada en forma definitiva— es la administración de ácidos grasos omega 3, ya sea como pescado (su fuente natural) o como suplemento, no conociéndose la cantidad diaria requerida aunque probablemente sea la que haga que la persona huela a pescado; cuando se les administra como suplemento, no se sabe si en dosis muy altas los ácidos grasos omega 3 pueden llegar a ser tóxicos, como ocurre con algunas vitaminas que también son productos naturales. Es probable que, de tener efectividad, ella no sea comparable a la de los medicamentos de utilidad comprobada. En los casos de deficiencia nutricional en los cuales se constate bajo nivel de hierro, su administración puede mejorar los síntomas del TDAH.

Alguien ha propuesto estudiar el efecto de la harina de coca como tratamiento de adultos con TDAH. Se trata de un tema para estudios serios de investigación clínica; quienes trabajen en esta área van a tener que luchar titánicamente contra las resistencias que encontrarán debido a la mala fama del fármaco por su uso mayoritariamente ilegal —al utilizarse una vía diferente a la del uso tradicional de la coca, lo que ocasiona un rápido ingreso al organismo de altas dosis de cocaína que producen múltiples efectos nocivos y adicción.

Naturalmente, la buena nutrición es importante y aplaudo la campaña que se está efectuando en este sentido —dirigida a los estratos menos favorecidos de nuestra población—, especialmente en lo que se refiere al aprovechamiento de nuestra incomparable riqueza ictiológica. También estoy de acuerdo con mejorar la calidad de la alimentación de los niños de los sectores más afortunados, eliminando en lo posible la comida chatarra, y el exceso de snacks, golosinas especialmente con colorantes, y bebidas procesadas artificialmente  Sin embargo, satanizar ciertos alimentos y ofrecer intervenciones dietéticas como un tratamiento para el TDAH linda con la ingenuidad y con el fanatismo.

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Neurólogo asesor de la Asociación Peruana de Déficit de Atención (APDA). Miembro del Consejo Consultivo Profesional de la ADHD Global Network. Correo electrónico:
armandofilomeno@telefonica.net.pe

Artículo aparecido en esta página web el 30 de enero del 2007.

Referencias:
(1) Respetado comentarista deportivo uruguayo establecido en el Perú desde hace varias décadas.
(2) Filomeno, Armando (2006). El niño con déficit de atención o hiperactividad: cómo pasar del fracaso al éxito. Centro Editorial de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Lima.