Cuando en la primera sesión con mi coach, ella me invita a pensar sobre mis cualidades positivas, me di cuenta de mi incapacidad para encontrarlas. Estaba llena de todas las expresiones que siempre me dije y muchos me dijeron sobre lo que “yo no sabía hacer” o “sobre lo mal que hacía” la gran cantidad de encargos y tareas que me daban. Tengo 36 años de edad y de saber que servía para poco, y ese poco solo lo conocía yo, o mejor dicho creo que lo conocía, nadie más.
Esto, entre otras cosas, me ayudó a que cada año me sintiera peor. Todo comenzaba y nada concluía, ni mis estudios profesionales. Gracias a Dios conocí a un hombre maravilloso que me viene acompañando en este camino espinoso, y quien me ha ayudado a no terminar de claudicar en mis esfuerzos por lograr lo que hasta ahora no logro. He pasado por tiempos de mucha desazón, y últimamente de pensamientos muy negativos por no entender mi existencia en este mundo. Solo una señal me podía salvar: leer un artículo en el periódico sobre el trastorno por déficit de atención. Esto hizo que una luz muy remota apareciera en el espectro de mi mirada, hizo que el último halo de fuerza que tenía oculta apareciera para activarme y entrar a una página web que me dio luces sobre el tema y la manera de buscar ayuda.
Así fue que aparecí en un consultorio médico y fui derivada a una coach, antes de poder iniciar el tratamiento medicamentoso. El acudir a la primera sesión de coaching fue realmente revelador, fue una descarga emocional de tal magnitud que hasta ahora (seis semanas después) sigo procesando. Hace cuatro semanas inicié el tratamiento con medicación y estoy aún sorprendida de seguir descubriendo tantas cosas en mí que se deben al TDAH. Lo mejor de todo es que lo puedo compartir sin reserva alguna con alguien! Tengo a alguien que me comprende! Que me alivia, que sabe de qué le estoy hablando sin ser juzgada, sino más bien acompañada! Y esa persona es mi coach.
Su presencia me ha ayudado a poder aceptar mis síntomas, a tomar conciencia que solo yo puedo ayudarme, y que debo buscar la ayuda correcta. En este camino también descubrí que mi marido también es TDAH, él sigue su tratamiento. Esto ayuda a que podamos reconstruirnos y compartir lo que este nuevo conocimiento significa en nuestras vidas. Será necesario un tiempo más de acompañamiento, ya que ver la vida de una misma con otros lentes resulta todo un descubrimiento, no solo de lo externo sino de las capacidades de cada uno.
Aún no sé qué vendrá, pero lo que sí sé es que el mañana se vislumbra con mucho trabajo y sobre todo con un antes y después. Con un nuevo mañana. __________
Testimonio aparecido en el boletín electrónico nº 22 del APDA, del 31 de marzo del 2009.