Los obstáculos no me pueden aplastar.
Cada uno de ellos cede ante mi férrea
voluntad. Aquel que tiene su mirada puesta
en una estrella, no se deja amilanar.
Leonardo da Vinci
La terapia psicoanalítica se basa en la teoría postulada por Freud. El campo de la psicoterapia psicoanalítica es el conflicto psíquico que se da entre nuestros deseos e impulsos y la representación del mundo externo con sus límites y prohibiciones: lo apropiado, lo adecuado, lo correcto, que codifican ciertos deseos como inaceptables. Este conflicto produce angustia y según como lo resolvamos resultaremos en individuos más o menos sanos o se desarrollará una patología.
El asunto es cuánto incide la realidad exterior y cuánto es producción de nuestro psiquismo. En el tema que nos congrega, personas con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), definitivamente existe un conflicto entre las exigencias de la realidad y la capacidad del individuo para controlar sus impulsos y deseos, agravado por la dificultad que presentan para interpretar esta realidad —creencias irracionales.
Muchos casos de depresión, fobias, hipocondrías, paranoias etc. se deben a un sentimiento básico de angustia por percibirse el sujeto como débil, en peligro ante un mundo amenazante; esto debido a un déficit en el sentimiento de seguridad básico por falla del ambiente en proveérselo. Las figuras significativas pueden haber fallado en aportar al sujeto las condiciones que permiten desarrollar funciones esenciales para el funcionamiento del psiquismo, como son la regulación de la autoestima, de la ansiedad —o la capacidad de tolerarla— o la vitalidad del deseo.
La autoestima se construye básicamente por participación del objeto externo. Si no hubiera otro que contemple al niño con admiración, que lo haga creer que es capaz y hábil, lo único que este niño podría captar sería su torpeza al compararse con el adulto. Hay quienes no pueden mirarse de esta forma porque el objeto externo falló en proporcionar esta realimentación positiva. Esto configura lo que en psicoterapia se denomina un trastorno por déficit.
Es así que, para cuando el TDAH es diagnosticado, el paciente ha pasado ya por mucho sufrimiento. La experiencia de tener TDAH está llena de vergüenza, humillación y autocastigo, muchos pacientes sienten que han perdido la confianza en sí mismos y tienen una historia de constantes malentendidos. Muchos pacientes adultos llegan luego de una vida de consultar con diferentes especialistas sin haber encontrado una respuesta, lo que se manifiesta en una pérdida de la esperanza, han olvidado lo bueno que hay en ellos, han perdido de vista la posibilidad de que las cosas puedan ir bien. Se mantienen “resistiendo” en una actitud totalmente defensiva ante el entorno, se podría decir que “apenas con la cabeza fuera del agua”.
La gran mayoría de estas personas llega a la consulta no por TDAH sino por cuadros de depresión, ansiedad, adicciones, baja autoestima, cuadros psicosomáticos o fobias que han resultado como expresión de las defensas que el individuo ha tenido que ejercer para desarrollarse y sobrevivir sin comprender, en un mundo que no lo comprendía.
El tratamiento del TDAH debe ser un proceso activo y multidisciplinario. Desde el momento que el TDAH es diagnosticado por el neurólogo, el paciente debe tomar conciencia de su condición e iniciar un proceso de reacomodo, de reestructuración de su vida. Este proceso de reestructuración debe ser tanto interno como externo. Se deberán tratar los problemas de atención, distracción e impulsividad con las terapias y medicación adecuadas pero sería un error descuidar los problemas de ansiedad, depresión y autoestima existentes.
Una reestructuración interna implica darse cuenta de las percepciones negativas acumuladas que se tiene de sí mismo y tratar de librarse de ellas, tratar de rescatar la imagen devaluada de sí mismo, de re pensarla. Es aquí donde la psicoterapia psicoanalítica puede ayudar al paciente con TDAH.
La psicoterapia psicoanalítica puede ayudar al paciente con TDAH a reconciliarse con sus heridas y fracasos pasados. A aprender a aceptar sus imperfecciones, a abandonar las antiguas defensas patológicas que creaban barreras entre él y los demás. Podrá seguir teniendo los mismos problemas neurológicos que tuvo desde niño pero será capaz de superar muchos de los problemas emocionales originados por sus repetidas fallas. Este tipo de terapia se orienta a reestructurar defensas, trabajando los traumas para lograr sustituir las defensas patológicas por unas más saludables.
El individuo con TDAH es ante todo y en primer lugar una persona y en segundo lugar una persona con TDAH y si bien esto debe ser tenido en cuenta, no debe impedir el verlo como un individuo único, con su historia particular, su idiosincrasia, gustos, preferencias y bagaje de experiencias. Es por esto que es indispensable que el terapeuta psicoanalítico que trate a un paciente con TDAH tenga una comprensión cabal de lo que es el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad. Deberá ser capaz de reconocer en su paciente a una persona con un problema neurológico y darse cuenta que en muchas ocasiones lo que observe no sea expresión de un conflicto intrapsíquico, sino manifestación de este trastorno bioquímico.
En el tratamiento del paciente con TDAH, el rol del terapeuta deberá ser más activo, deberá ayudar a estructurar las sesiones. La regla fundamental del psicoanálisis, “que el paciente debe hablar todo aquello que le venga a la mente” puede dejar al paciente totalmente perdido o puede darse el caso que una vez que empiece no sabrá cómo ni donde parar. Lo que usualmente se busca en este tipo de terapia es que el paciente deje el control conciente de sus pensamientos, que deje fluir sus asociaciones para así ir descubriendo lo que se encuentra en el inconsciente. En el caso del paciente con TDAH esto podría conducir a una inundación de pensamientos incompletos e imágenes sin sentido, dejando a ambos terapeuta y paciente frustrados y confundidos.
El terapeuta deberá participar ayudando al paciente a no perderse en monólogos infructuosos proveyendo algo de dirección y guía a través de sus pensamientos y asociaciones, dando prioridad a las producciones mentales, prestando atención a lo relevante y dejando pasar el material inservible, irrelevante o contaminante. Lo más importante va a ser la relación que terapeuta y paciente logren establecer, una relación de confianza y serena comprensión y escucha, que permita sentir al paciente, sílaba por sílaba, imagen por imagen, la sensación de ser reconocido, para muchos, por primera vez.
Es decir, que no solo la alteración del cerebro cambia nuestra conducta, sino que la modificación de nuestra conducta también cambia el cerebro. Si las personas pueden variar la forma en que piensan y sienten sobre sí mismas o sobre algún aspecto de sus vidas, este cambio se ha producido porque el “hablar sobre sus problemas” ha modificado la forma de funcionar de su cerebro.
Es importante dejar muy en claro que la psicoterapia psicoanalíticamente orientada puede ayudar y de hecho ayuda al paciente con TDAH, pero el tratamiento es conjunto: medicación en caso de ser necesaria y terapia es con lo que se obtienen mejores resultados. En caso de pacientes adultos en que los síntomas de TDAH se han mitigado y lo que queda son los estragos de una infancia con TDAH, la psicoterapia psicoanalítica es la mejor opción.
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La psicoterapeuta Beatriz Alcalde desarrolla su labor profesional en psicoterapia psicoanalítica, su teléfono es el 447-3003 y su e-mail: balcaldeg@speedy.com.peEsta dirección de correo electrónico está protegida contra los robots de spam, necesita tener Javascript activado para poder verla
Artículo publicado en el boletín electrónico n.º 5 del APDA, del 19 de septiembre del 2004.